Las Tunas.- He visto el mar, los colores del trópico, el pez que se asoma en el lienzo para recordar al puerto de Manatí, tierra natal del pintor. He visto, al mismo autor, vuelto niño pensativo desde el muelle, un bohío que navega junto a un tocororo, los pescadores surcar el azul con su atarraya. He visto una botella atrapar barcos, océano…, y hasta una caracola que hechiza al navegante. Todo eso se observa frente a Introspección, expo del artista de la plástica Juan Manuel Velázquez.
La muestra, exhibida en la Casa Iberoamericana de la Décima, consta de siete paisajes marinos, en mediano y gran formatos, con una óptica surrealista. Al decir del creador, la exposición nace de una anterior llamada Remembranza, en la que empleó elementos que reutiliza en esta oportunidad. Su mirada intimista, interpretativa y poética conduce al espectador hacia las obras.
“El surrealismo me permite sugerir una serie de cosas, desde vivencias de mi infancia hasta el momento actual. En un cuadro reflejo, por ejemplo, cómo ha caído en crisis económica el mundo en estos tiempos de pandemia”, afirma.
A Juanma (así lo conocen en el universo del arte) no le gusta realizar una representación fría del paisaje, sino “interpretarlo a mi manera, utilizar recursos expresivos que hablen de mi mundo interior y mi forma de apreciar la vida”.
En la exhibición se aprecian símbolos que devienen ya leitmotiv de su quehacer como son las palmas reales y los barcos. Su serenidad y carácter afable también se vislumbran en piezas como "Contemplación", en la que la pureza de la niñez se mezcla con el horizonte marino para transmitir paz y fantasía. "Secreto" (otro fruto) seduce a la meditación, a una forma de pensamiento que enfrente los problemas, todo a partir de una botella con elementos marítimos dentro.
“La naturaleza, para mí, es vida; y el mar, el medio con el que me identifico”, resume el graduado de la especialidad de Artes Plásticas en la escuela de instructores de arte Rita Longa, de esta provincia. El singular tratamiento del color, el reflejo de las luces y la atmósfera, son otros rasgos que distinguen su creación. No en balde ha sido premiado en eventos a diferentes niveles y obras suyas han llegado hasta varias provincias y países.
A pesar de su juventud, muestra una apreciable madurez en el mundo pictórico, lo cual -según comenta- tiene probablemente que ver con su constante investigación de virtuosos del pincel como Romañach, Menocal, Sanz Carta y Tomás Sánchez. Además de los paisajes marinos, ha llevado al lienzo la labor del campesino, los amaneceres cubanos, y otras aristas de la campiña autóctona.
Introspección es un viaje a la semilla para Juan Manuel y, para nosotros los espectadores, un viaje a la imaginación con atisbos de poesía. Interesante.
