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Jorge Luis Reyes

Las Tunas.- Jorge Luis Reyes y María Mayelín Barreras Castro son serviciales por naturaleza. Ayudar a las personas y sembrar el bien es parte esencial de su día a día. Hoy, que la pandemia pone a prueba también nuestras virtudes, siguen cosechando amigos al compartir con otras personas alimentos, productos de aseo y cuanto recurso posean de sus arcas personales.

Pelotero Miguel GarcíaComo el amor por la literatura les corre por las venas y se manifiesta en hermosos versos, son escritores los destinatarios de esa buena acción, principalmente adultos mayores. Entre ellos Xiomara Maura Rodríguez Ávila, profesora de la Universidad de Las Tunas y autora de los libros El arcoíris en el vasoEspantapájaros y otros.


“Es un gesto muy bonito de su parte, sobre todo porque nos regalan productos de primera necesidad, comprados con sus propios recursos. A mí me trajeron viandas y eso se agradece, en especial cuando vives con tu madre enferma. Además, tuve una caída hace unos meses y han estado pendiente; hasta una vez me ayudaron con el transporte para recibir asistencia médica”, afirmó ella.


Otro de los beneficiados es Lester Daniel Fernández Ballester, estudiante de Comunicación Social y escritor. “A mí me trajeron leche y una paquete de croquetas. Quizás a alguien le parezca poco, pero en estos tiempos complejos son una bendición”, afirmó el joven que aparece en antologías como Letras y memoria. Las Tunas 1857-2017, de Antonio Gutiérrez Rodríguez.


“Nosotros no esperamos nada a cambio, lo hacemos por amor a Dios y por amor al prójimo”, apuntó Jorge Luis. Él y Mayelín son cristianos, su creencia aviva tales comportamientos, que ha alegrado la vida de más de una decena de personas en la ciudad cabecera. Pero no son los únicos. Otros realizan labores también dignas de reconocer, aunque no practican ninguna creencia.


Miguel García, integrante del equipo de béisbol de Las Tunas (Categoría Sub-23), se desempeña como gestor social en el reparto Buena Vista, de la ciudad de Las Tunas.

Campesino Yoandris Escobar2“Me siento muy feliz de poder ayudar a personas vulnerables con la compra de medicamentos, alimentos y cualquier otra cosa que necesiten. Específicamente atiendo a dos hermanos y a un matrimonio de ancianos”, afirmó el joven que fortalece su hombro para volver al entrenamiento, luego de haber sufrido una lesión que le impidiera seguir en la Serie Nacional.


“Gracias a su responsabilidad, dedicación, seriedad y disposición, mi hermano y yo hemos recibido alimentos y medicamentos sin salir de casa. Queremos reconocer su solidaria y humana actitud”, dijo en su cuenta en Facebook, Amado Batista, uno de los abuelos que atiende el joven, de solo 22 años de edad.


Miguel labora en el Combinado Deportivo y desde los 9 años abrazó el mundo “de la pelota”, hasta hacer realidad su sueño y obtener resultados en certámenes de ese deporte. Hoy es un ejemplo en esta batalla.


Mientras tanto, campesinos como Yoandris Escobar Aguilera, de Majibacoa, donan parte de su cosecha a instituciones como hogares de ancianos. ¿Quién sabe cuántos otros cubanos entregan parte de su alma a los demás en cada gesto de solidaridad? Y es que, si algo bueno ha traído la pandemia, ha sido el hecho de revivir buenas costumbres y valores que enaltecen al ser humano.