productora

Las Tunas.- “Con la mujer cubana siempre hay que contar. Y en estos tiempos más que nunca porque, sin el apoyo femenino, el hombre no es nada en una casa y mucho menos en una finca”.

A esas palabras le sigue una risa compartida entre Osmeidis Rigueira Odelín y su hija, allá en Buena Vista, en la zona de Hermanos Mayo, del municipio de Las Tunas, el lugar en el que echó raíces por amor desde hace casi tres décadas. Vivía en Los Reynaldos, municipio santiaguero de Songo La Maya; pero un joven tocó a sus puertas y decidió seguirlo.

mujer productora“Él era trabajador de una Unidad Básica de Producción Cooperativa y resolvimos solicitar tierras en usufructo. Yo lo hice hace como 13 años y me dieron más de 13 hectáreas. Desde entonces estamos asociados a la cooperativa de créditos y servicios Carlos Manuel de Céspedes.

“Soy productora de ganado menor, con 78 ejemplares grandes, y tengo algunas vaquitas. Ahora ninguna está parida y por eso no estoy entregando leche, pero quiero incrementar la masa. Además, estamos sembrando cultivos varios como viandas, remolacha, tomate y zanahoria”.

Sus aves parecen inquietas y es que ya el reloj biológico les indica la hora de la comida. Mientras las alimenta, ella habla con orgullo de sus dos hijos, hembra y varón, y de su nieta, de apenas 2 años.

“Todos vivimos juntos y trabajamos la tierra como la familia que somos. Criamos algunos animalitos para el consumo y hacemos que la vida nos cambie desde el punto de vista económico, pues son unos cuantos años recogiendo el fruto de nuestro esfuerzo.

“Queremos sembrar, que es lo que necesita el país. La situación es difícil y hay que producir más para tener el plato de cada día”.

Para Osmeidis no hay momentos libres, cada una de sus horas están ocupadas. Muy pocas al descanso y las demás a muchas actividades.

“Ser mujer no me limita para ser productora. A mí me gusta sembrar, ver que la tierra produzca y que los animales crezcan. Eso me hace feliz.

“Mi hija y yo nos planificamos. Una hace el almuerzo y los quehaceres de la casa, mientras la otra va a la finca. Allá trabajamos como cualquier hombre, sembramos, arrancamos hierba, lo que haya que hacer.

“Esa es nuestra vida y no la cambiamos”.

 

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