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Las Tunas.- Las muestras de solidaridad llueven por estos días en Cuba y hablan de ciudadanos acostumbrados al noble gesto de servir a otros en una Isla que desborda humanismo.

amparo alvarez costurera2Un ejemplo es la amanciera Amparo Álvarez, que ha convertido la cocina de su casa en un pequeño taller de confecciones. Desde que el sol asoma, antes del primer buchito de café, ya está enfrascada en su misión de producir nasobucos, no solo para su familia, sino también para los vecinos y trabajadores de los colectivos laborales cercanos.

Amparo expresa que hoy el país necesita de todos, y ese es su aporte para garantizar la salud y evitar el contagio con el nuevo coronavirus que azota al mundo.
“Estoy retirada, tengo 80 años, pero tú sabes cómo somos las cubanas, tenemos que dar el paso al frente siempre que haya alguna necesidad; y si la Revolución lo requiere estamos ahí para lo que sea”, dice con la jovialidad y el dinamismo que la caracterizan.

Buscando entre los recortes de tela que tengan el tamaño apropiado y con la colaboración de los vecinos, continúa con su faena. Ya suman más de 100 las prendas de ese tipo que ha cosido.

“Siempre les explicó que no deben usarlos por más de tres horas, y cuando se humedezcan hay que retirarlos correctamente; lavarlos bien con bastante agua y jabón, y plancharlos para matar cualquier germen. Eso lo aprendí informándome en la Televisión y la Radio, porque es muy importante hoy estar al tanto de lo que sucede para cumplir las medidas orientadas”, sentenció.

Esa es Amparo Álvarez, una mujer que desborda por sus poros solidaridad y entrega. Igual que ella, otros desde cada barrio se suman para garantizar tranquilidad y bienestar, una forma de combatir la propagación de la Covid-19.