Las Tunas.- Una voz al otro lado del teléfono se roba la calma…Cuando fallece un hijo, un padre, una madre, un amigo, el dolor se adhiere al pecho y no hay alivio ante las ausencias; sobre todo, si esa partida es repentina y arrebata la posibilidad de las despedidas. Así golpea la Covid-19. En los últimos meses, en esta ciudad ha dejado deshechas a muchas familias, y a otras las mantiene con el “corazón en la boca”, expectantes a los timbres, los mensajes, al tiempo.

Son varias las historias de gente conocida o no que dejan sinsabores, y nos sumergen en una ola de incertidumbre al percibir que esos decesos no cuentan en las estadísticas diarias. La inquietud recorre la ciudad entre quienes suelen ser menos críticos: ¿se oculta el número verdadero de fallecidos?; otros ya lo asumen como una afirmación.

En las redes sociales también pululan las opiniones hasta de los propios dolientes que no entienden por qué su familiar no fue reportado si estuvo positivo a la Covid-19, y no pudieron hacerle un velatorio ni estar en el momento del entierro, proceder utilizado solo en esos casos.

Recientemente, una tunera en su perfil de Facebook escribía: “¿Y mi mamá y mi tío, los dos en la misma sala? ¿Y los demás fallecidos? ¿Según esto no hay? (refiriéndose al parte diario). ¡Ayer mi madre murió a las 2:00 pm y a las 11:00 de la noche fue que le dieron sepultura porque había más fallecidos! ¡No cinco ni seis! (…)”.

Mientras otro internauta, testigo de algún suceso similar, refería: “Todos conocemos la cantidad de personas que fallecen a diario en la nación, pero ¿por qué aquí en la provincia no se informa la cifra real? (…) Qué está sucediendo al respecto? Deben hacerlo para que la población tome conciencia de la letalidad y se cuide más…”.

TRAS LAS RESPUESTAS

Las autoridades sanitarias en el territorito conocen la preocupación que despierta el tema en los tuneros. De acuerdo con los reportes oficiales, hasta el cierre del 18 de agosto se han notificado aquí 50 decesos. Dicha cifra ha estado sujeta a cuestionamientos, admitió la doctora Viviana Gutiérrez Rodríguez, directora provincial de Salud.

La directiva precisa que “al revisar las estadísticas, hemos tenido unos 160 pacientes con historia clínica que guardan relación con el SARS-CoV-2, pero no todos han sido confirmados con una prueba de PCR, y no hemos podido informarlos como tal”.

Ahí entran quienes mueren en sus casas y fueron contactos de algún positivo al coronavirus o procedían de una zona de alto riesgo, pero no se les realizó un PCR. “Aunque las evidencias lo indiquen no hay un examen que lo avale y, por tanto, el facultativo a cargo, en un consultorio o del centro asistencial, no puede cerrar un certificado de defunción por una razón probable, si no tiene un resultado de laboratorio. Y realmente -acotó- es muy difícil hacerlo, solo con lo que el médico ve en ese momento”.

El certificado de defunción es un documento legal establecido por el Sistema Estadístico Nacional del Ministerio de Salud Pública (Minsap). Sobre este particular, el doctor Gregory Pérez Héctor, subdirector del sector aquí, puntualizó que la certeza que ofrece un diagnóstico es necesaria en cualquier circunstancia. “Lo mismo sucede con otras enfermedades; si alguien fallece de un infarto y no está el respaldo por una necropsia, no puede constar así en ese informe; tampoco si muere de un carcinoma de pulmón, próstata… sin un aval de anatomía patológica, por citar algunos casos”.

Las estadísticas también incluyen a quienes tuvieron relación directa con la Covid-19, aunque al fenecer ya fueran negativos; “siempre y cuando ese desenlace no sea originado por una enfermedad de base. Un paciente, por ejemplo, -ilustra el galeno- con un padecimiento renal crónico que requiere de hemodiálisis y fallece 15 días después de haberse contagiado con el virus, siendo negativo, no pasa a formar parte de esos registros”.

Tal proceder se corresponde con las declaraciones que ofreció a 26 el doctor Francisco Durán, director de Epidemiología del Minsap, quien refirió que muchos de los incluidos en los partes ya han fallecido con un PCR negativo, pero eso lleva un proceso de análisis. “Hay casos -insistió- que mueren y todavía no está muy claro el diagnóstico, y ello puede demorar de 24 a 48 horas”.

En Las Tunas funciona un comité provincial para evaluar el tema de los fallecidos según su historia clínica y epidemiológica, su evolución y la posible razón del deceso. Diariamente, a través de videoconferencia, se realiza la discusión con expertos del Minsap, y en ese marco, de ser necesario, subsanan la causa del óbito.

La titular de Salud aquí citó el ejemplo de un paciente oncológico cuyo PCR era positivo y falleció por una hemorragia aguda. “Es cierto que tenía la Covid-19, pero no fue la causa directa de su muerte, por lo que es excluido de los reportes, y así examinamos cada caso.

“Trabajamos sobre la base de los cierres de certificados. No tenemos nada que ocultar. Aun así, seguimos revisando estos elementos ante todas las inquietudes de la población”, enfatizó.

La confirmación de los positivos y las muertes requiere de una detallada labor, tiempo, recursos, resultados de pruebas, datos señalados en historias clínicas, documentos de defunción... Por ese motivo suele existir un desfase desde el fallecimiento hasta los reportes en el sistema de información.

Resulta oportuno aclarar que cuando hay sospechas de infección por el SARS-CoV-2 son aplicadas las medidas de protección post mortem, entre ellas, prescindir del tradicional velorio y de la presencia de los familiares en los minutos de la sepultura, aunque no tenga un examen de laboratorio que avale que sea positivo.

CIFRAS CLARAS CONSERVAN TRANQUILIDAD

El pasado 12 de agosto, el ir y venir del carro fúnebre en el hospital Guevara hizo destilar los miedos. Quienes estaban allí (incluyendo una parte del personal sanitario) no salían de la conmoción, y las versiones, erradas o no, de aquel hecho viajaron por los pasillos de la instalación y puertas afuera también. Como era de suponer, todo pasó por la subjetividad de nuestra gente que no conoce los protocolos de inclusión en la fatídica lista de cada parte, y de inmediato asoció esas muertes a la enfermedad.

Ese día, explicó la doctora Gutiérrez Rodríguez, fueron 13 las defunciones y cada una fue discutida y analizada a profundidad, y ninguna, de acuerdo con los parámetros cubanos, salió certificada como Covid-19. Es lamentable esa cifra, dijo, pero no constituye la primera vez que un hecho así ocurre en el “Guevara”. “En otra época, antes de la pandemia, allí hemos reportado hasta 15 decesos en una jornada”.

Según los anuarios estadísticos del Ministerio de Salud Pública, la influenza y la neumonía fueron la quinta causa de muerte entre los tuneros durante el año 2020 y así lo ha sido por lo menos en la última década; solo superada por las enfermedades del corazón, los tumores malignos, las dolencias cerebrovasculares y los accidentes, por ese orden. Mientras, en un sexto lugar se ubican los padecimientos crónicos de las vías respiratorias inferiores.

A pesar de que al cierre del mes de junio aquí se registraron cinco fallecidos menos que en igual fecha del año anterior, en el actual calendario las infecciones respiratorias agudas, específicamente por influenza y neumonía, y las afecciones cardiovasculares pasaron a ocupar los primeros puestos de las que ocasionaron la mortalidad.

Los pronósticos vaticinan un alza de las defunciones en los próximos días como consecuencia de la meseta epidémica del nuevo coronavirus y la circulación de la cepa Delta en esta provincia.

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La información de muertes por Covid-19 es cardinal para desarrollar respuestas efectivas de Salud Pública en el actual escenario epidemiológico. Así lo evidencia la Organización Panamericana de la Salud (OPS), al tiempo que alerta sobre las posibles brechas que existirían en los certificados de defunción. Entre otras razones, por la baja disponibilidad de pruebas de laboratorio, los decesos en las casas, el desconocimiento del concepto de causa básica del fallecimiento y los diferentes estándares de informes.

Dicho ente internacional maneja un amplísimo rango a la hora de definir la muerte por Covid-19, incluyendo a pacientes no confirmados. A sus ojos debe contarse cualquier caso al respecto, independientemente de las condiciones preexistentes que se sospechan que desencadenaron un curso grave de esta enfermedad mundial.

Algunos analistas bastante objetivos sobre la manera en que Cuba ha afrontado la pandemia sugieren revisar la metodología del país que excluye a los decesos con una menor certeza diagnóstica. Los protocolos en cuestión, han puesto a pensar más de una vez a los decisores de cada nación a largo de tan compleja etapa y es un aspecto que requeriría, quizás, nuevas evaluaciones para evitar un subregistro.

Por el momento, la Dirección Provincial de Salud anunció que dentro de poco informará por los medios de comunicación del territorio la cantidad diaria de fallecidos y sus causas. Si esa notificación especificara los relacionados con la Covid-19, aunque no sean incluidos en el parte nacional por las razones antes mencionadas, ayudaría a despejar las dudas o temores de una población que ya lleva sobre sus hombros una carga demasiado pesada.