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Las Tunas.- La vacunación de nuestros niños, adolescentes y jovencitos es una explosión de amor y buenas energías. Tan solo saberlos un tin más protegidos alivia el alma, en zozobra permanente ante el peligro de la Covid-19. Padres, madres, abuelos, tíos, vecinos…todos comenzamos a soñar otra realidad, distinta a la impuesta por el SARS-CoV-2 que nos ha quitado tanto.

Comenzamos a imaginarlos de uniforme, otra vez, en el aula, en la escuela, rodeados de compañeros inquietos y al amparo de los educadores. Imaginamos sus juegos en el parque: una "bicicletada" a todo tren, los papalotes, el trompo…Los más grandes ya planean fiestecitas y el reencuentro con sus amigos genera emoción y hasta cierta ansiedad.

¿Visitar a la familia? Sí, se añora el abrazo con quienes sostienen nuestros afectos; acaso con los abuelos que están lejos y a quienes hace tanto no vemos, porque a ellos también hemos protegido con denodado esmero, o porque, sencillamente, ha sido imposible; una de las tantísimas consecuencias del virus.

Temerosos algunos, otros más confiados o decididos, llegan hasta los puntos de vacunación las niñas y los niños que integran el último grupo de la población pediátrica por inmunizar. Antes, en casa, la familia se ha armado de cientos de argumentos para convencerlos de que no duele, que solo es "un pinchacito" o una "picada de mosquito", como solemos decir. Solo llegado el momento veremos los resultados, hasta ahora, creo que bastante satisfactorios. Los pequeños saben de la importancia de este día y han dado muestras de valentía; aunque siempre hay quien se pone "rebelde" ante la aguja.

Cierto que aún faltan tramos en esta carrera, pero cada paso, es una victoria. Tal certeza dibuja el horizonte y cuando hablamos de nuestra niñez, una pisada es el símbolo de una alegría desatada camino a estar más protegidos, más inmune y más felices. Así lo hemos visto en los cerca de 200 vacunatorios de Las Tunas y así lo refleja el mundo virtual, en el cual, al menos por esta vez, la realidad toma por asalto el espacio 2.0 ¡y para bien! Son tantísimas las publicaciones que reflejan la dicha del momento perpetuado en imágenes o en prosa; emociones compartidas para bien de todos.

Con la fuerza de un país, Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus llegan a cada espacio de esta ínsula, rendida ante tanta prueba de resistencia, empeño, coraje y amor. No ha sido fácil y no podemos decir que aún lo sea.

Falta mucho trecho por andar y batallas que dar contra el coronavirus; pero en medio de las circunstancias adversas es un bálsamo ver los rostros de nuestra niñez colmar, otra vez, espacios en los que se ha sentido su ausencia. Cuando los vemos sanos y felices, la esperanza reverdece y se tiene la certidumbre de que por ellos cada esfuerzo podría volver a emprenderse. Mejores momentos, sin dudas, llegarán; ahora y entonces tendremos que agradecer a la ciencia cubana, a aquellos de "luz larga”…, al empeño, la fuerza y el amor de muchos cubanos.