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Las Tunas.- En La Habana, donde vivía hasta hace poco, casi nunca vi promociones o cultura de peñas artísticas. Las que he visto han sido escasas y esporádicas.

Muchas de ellas duraron pocos meses. Cuando mi amiga escritora Yuslenis Molina me incluyó en un grupo de WhatsApp, creado para informar a varios artistas del trabajo que se realiza en la provincia de Las Tunas, casi todos los días me enteraba de una peña nueva, de un concierto, un taller literario, una exposición... Imaginen el nivel de fascinación con el que vine hasta el Balcón de Oriente solo para apreciar aquello con mis propios ojos.

Cultura Peñas en Las Tunas 4Aquí he asistido a los espacios: Los pasos en la hierba, de Yuslenis Molina, (literatura); Del sueño a la poesía, de Elvira Skourtis, (música); Café literario Plaza de Armas, por Yury García Fatela, (literatura); Nido de cuervos, de Amaury del Río, (música); Luna creciente, de Jesús Ricardo Pérez Cecilia, (música); Sinestesia, de Eduardo Rosell, (literatura); Cuarto corazón, de Freddy Laffita, (música); Siempre que hay trova escampa, de Iraida Williams Eugellés,(música); Hojas sueltas, de Armando López Carralero, (literatura). Todas las anteriores tienen sede en la Asociación Hermanos Saíz (AHS). 

El tercer deseo, de Yuslenis Molina, (literatura y música); Trova sin traba, de Oberto Calderón, (música); De qué callada manera y Desde el verso a la estrella, con Marina de Lourdes Jacobo, (literatura); Alrededor del aforo, de Alberto Carlos Estrada, (crítica de artes escénicas); Peña de Olimpo, de Ramón Leyva Pérez, (rock); La música de todos, de la filial de música de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), (música); Tardes de concierto, de Carmen Rosa Núñez Daumy, (música); Café palabras, de Lesbia de la Fe, (narración oral). Todas estas ocurren en la Uneac.

También están Vibra, de Wilner Rondón Peña, (encuentro con un carácter bohemio) y la De arpegios y palabras, de Argel Fernández, (literatura y música); ambas con sede en la Fundación Nicolás Guillén. Por último, Vuelvo al canto y al sol, Argel Fernández y Julián Tamayo, (décima) y Café ConVerso, (poesía), ambas con sede en la Casa Iberoamericana de la Décima.

Al ser escritor, voy a centrarme más en las de literatura que en las otras artes. ¿Qué tienen de especial estos espacios tuneros? En primer lugar: la calidad. La música de concierto, la trova, la narrativa y la poesía que se está gestando en estas sedes están a un nivel de excelencia y son diferentes a las que he podido presenciar en y de otras provincias. Los escritores tuneros, en su inmensa mayoría, no se han visto influenciados por las llamadas "modas literarias" de otros escritores, o provincias como Holguín, Santiago y La Habana.

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La literatura en Las Tunas tiene un estilo bien diferenciado, tanto en la narrativa como en la poesía. Los escritores, sin caer en generalidades, pienso que gracias al sistema de peñas en la provincia, muestran una gran camaradería e interactúan con todo tipo de artistas. Sí, quizás no los publiquen en libros, revistas o antologías (no tanto como se quisiera), pero, al participar en tantos espacios orales, se ven obligados, como mínimo, a escribir un texto mensual. Incluso, si no son invitados de manera oficial, pueden leer también. Esto, a su vez, funciona como una sana competencia de la que todos se benefician y los ayuda a crecerse.

También los diferencia la versatilidad. Como se evidencia más arriba, cada peña tiene una sede y una manifestación artística en específico. Sin embargo, nada es estático o cuadrado. En cada espacio de trova suele haber al menos un escritor, y viceversa. Las peñas pueden tener más de dos manifestaciones artísticas y no tienen por qué hacerse necesariamente en interiores. Algunas, de hecho, son itinerantes o en la calle, para que el auditorio sean los transeúntes de la ciudad. Entre los sitios habituales de esos periplos están las escuelas y parques, por ejemplo.

Algo que también me sorprendió: la participación y puntualidad del público. ¡Y de muy grata manera! Eso fue llegar a Las Tunas y en cada peña con frecuencia encontraba más de una docena de personas en todo momento. En muchas, después de concluir, los espectadores se convertían en participantes. Estas peñas son como un organismo vivo, que evoluciona, se adapta al día, lugar y a quienes disfrutan de la ocasión.

Si miramos la lista que les compartí, podemos notar su variedad. Por ejemplo, las de literatura, aunque sean de poesía, narrativa, crítica o mixtas, en ninguna de ellas falta la música. En las de música, si bien predomina la trova, también podemos encontrar la música clásica, el rock, el bolero, la canción y el canto coral, pero en menor medida. En varias son invitados poetas y artistas de la ciudad. Además, por lo general, cada una es temática.

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Algo de lo que se enorgullecen los tuneros es de ser cubanos, de nuestra cultura. La décima, elemento patrimonial, es defendida aquí a capa y espada. De hecho, la casa iberoamericana de la décima El Cucalambé y la Jornada Cucalambeana se hallan en esta tierra, así como muchos de los máximos exponentes de tan hermosa forma poética.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Sería injusto si omito que, como en toda Cuba, también hay detalles que enturbian tanta maravilla artística y resultaría doloroso que no se corrigieran. Hablemos, por ejemplo, también de la variedad. Sí. Como dijimos en general, las peñas gozan de gran variedad. No obstante, no es suficiente y pueden ser mejor. Un buen número de ellas repiten el esquema: poeta, trovador, poeta, trovador (y el moderador llamando al invitado de turno). En muchos casos se reciclan el público e invitados. Lo peor es cuando un escritor lee el mismo texto en cuatro peñas diferentes. En las musicales sucede casi más de lo mismo, solo que sin tanta o ninguna literatura. En varias van los mismos músicos con las mismas canciones.

En cuanto a los espacios literarios, vale destacar que más del 90 por ciento son sobre poesía. La narrativa es la gran ausente y no por falta de narradores. Al igual que la música ha de ser de diferentes géneros y formatos, las peñas literarias deben abarcar todos las especialidades, incluyendo la crítica y el ensayo. En las citas de música, la gran mayoría son de trova. Es triste ver cómo Las Tunas tiene a Olimpo, un grupo de rock de los mejores del país, y solo puede tocar una vez cada dos meses; y eso, si aparece presupuesto. El territorio cuenta con elencos de jazz, de música popular, una orquesta sinfónica, otra de cámara, concertistas, raperos, agrupaciones soneras... 

Sin embargo, hay algo más inquietante que incide sobre la calidad de muchas peñas. No me refiero a los textos o canciones presentadas, sino a la falta de profesionalidad de algunos anfitriones. He asistido a algunas donde este último detiene el programa con el fin de realizar una "ponina" para comprar ron; o no tienen un guion establecido y la realizan "con los que asistan y a lo que salga". Otros aprovechan el espacio para realzar su ego… un culto al "yo". 

Algunos no dominan bien la propuesta o demoran el inicio en espera de alguien en específico, que no tiene que ver con la actividad. Incluso, no se preparan correctamente para realizar la acción cultural, o no se visten de modo adecuado y profesional y se toman su espacio como una descarga en el parque. Quizás esto sea lo peor de todo, pues son actitudes poco profesionales e irrespetuosas hacia el público. Por suerte, estos casos son muy aislados.

Algo que también afecta en gran medida es la falta o ineficiencia en la promoción. Muchos de los buenos espacios son realizados en ocasiones con los invitados y un par de personas que se enteraron. La gran mayoría de las promociones se realizan uno o dos días con anterioridad.

También se da el caso de que lo anuncian un mes antes y no lo vuelven a hacer hasta una fecha demasiado cercana. Muchas peñas no tienen diseñada una imagen ni la campaña de promoción necesaria para romper la burbuja de los algoritmos de Facebook. Lo cual es otro detalle: son casi inexistentes las páginas o perfiles en las redes sociales dedicados a ello. 

Otro asunto con la promoción es que no se realizan estrategias de comunicación para llevar este alcance a las periferias o fuera del municipio. Escritores, por ejemplo, de una localidad que no sea la cabecera, desconocen la existencia de tales invitaciones o no son llamados a participar; y viceversa. Las Tunas debe funcionar como una sola provincia y no como pequeñas áreas de actividad, demarcadas por las fronteras municipales.

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La labor de promoción debe ser constante, planificada, original, periódica, previa, durante y después de la actividad. Un caso de éxito promocional es Jesús Ricardo Pérez Cecilia, con su peña Luna creciente… ¿a que saben qué día es la próxima?

También he visto mucho desaprovechamiento de espacios. Aquí existe un sinfín de locales y sitios magníficos para realizar disímiles actividades y no se aprovechan o están subutilizados. Me refiero, por ejemplo, a los museos, la sala Blanquita Becerra, el patio de la Casa de la Música, el de la Uneac, las áreas de la Fundación Nicolás Guillén, el patio de Los Tamarindos, las galerías de arte y, sobre todo, el amplio perímetro de la Feria. El abandono de esta última instalación es un crimen. Son locaciones que deberían revitalizarse con propuestas artísticas. Algunos son recordados como lugares de gran afluencia de público en el pasado.

Muchas de las peñas -como ya quedó claro- por falta de variedad, promoción, calidad o alguna otra causa, suelen tener muy poco auditorio. Algunos de estos espacios, en ocasiones, son realizados con dos o tres personas, cuando más. Y no es un evento aislado, sino algo reiterativo en cada cita. Estamos hablando de un presupuesto asignado a estos espacios que, si no logran atraer al público necesario para promover nuestra cultura, en mi opinión, no tienen razón de ser.Cultura Peñas en Las Tunas 7 1

Hay un punto que le toca tanto a los artistas como a las instituciones y es el descuido del patrimonio cultural del país. Los artistas que se dedican a manifestaciones que son parte del patrimonio cultural cubano deberían presentar proyectos donde se fomente más nuestra identidad. He podido constatar que los talleres y peñas de repentismo y décima cada vez son menos. Las actividades de la Casa Iberoamericana de la Décima no cubren todo el potencial de la provincia, líder indiscutible en esta forma poética.

Lo mismo sucede con los soneros y los músicos de concierto. Por otro lado, están las instituciones. Cada año rebajan más los presupuestos y algunas de las peñas ven disminuidas sus propuestas, ofertas, número de invitados y frecuencia. Varias, de hecho, han sido canceladas.

Un ejemplo claro de esto es la peña Vuelvo al canto y al sol, de Argel Fernández, dedicada a la décima. El presupuesto ha sufrido tantas reducciones, que actualmente solo cuentan con unas pocas sillas y en espera de que en cualquier momento le retiren lo poco que les queda de asignación.

La peña del grupo de rock Olimpo solo puede realizarse una vez cada dos meses, pues el presupuesto "no es suficiente". Este espacio no es solo el único de su tipo en la provincia, sino que es una oportunidad de lujo de escuchar a una de las mejores bandas de la nación.

Las instituciones cubanas, no solo las artísticas, deben proteger y defender nuestro patrimonio cultural. No se puede hacer más con menos. No se puede elevar la calidad del arte disminuyendo el presupuesto. Los salarios de los artistas y la asignación de las actividades deberían aumentar siempre, no disminuir. De continuar rebajando el presupuesto de las propuestas culturales, será la cultura cubana la que más sufrirá las consecuencias.

Independientemente de los problemas, este territorio sigue siendo el paraíso de las peñas, talleres y espacios culturales en el país. Los tuneros lo saben. Tal vez parte de la responsabilidad la tengan instancias como las casas de cultura, la AHS y la Uneac. En Las Tunas estas instituciones gozan de gran número de actividades y su funcionamiento es de casi las 24 horas diarias, durante la semana.

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Al hacer notar estos problemas, lo hago con la esperanza de que la buena obra realizada hasta el momento se mantenga y mejore. El sueño es que alcancen todo el potencial artístico del que son capaces y se conviertan en un referente nacional de lo bien hecho.

Deben continuar el trabajo e ir más allá. Algo que me parece maravilloso es la interacción de los jóvenes artistas con los consagrados, tanto en peñas como en la vida cotidiana. Es impresionante cómo los de ambas generaciones se invitan a sus espacios, en muestra de reconocimiento y respeto a la obra y al artista. Además, lo hacen con gusto. Es algo muy común ver en la ciudad de Las Tunas a creadores de renombre, en constante intercambio con esos que aún están dándose a conocer.

Esto es algo que deberían fomentar más en el futuro. La posibilidad de mejorar está en sus manos. Deben tumbar esa valla que separa a los noveles de los consagrados, a la AHS de la Uneac. Las colaboraciones entre ambas organizaciones deben aumentarse y quitar esta división. Si eliminaran estas normas excluyentes, el vínculo incrementaría y la calidad artística de los miembros de ambas instituciones fuera en constante ascenso. No se dejen engañar, los consagrados también pueden aprender de los jóvenes. Aunque lo más común es al revés, es un hecho que podemos constatar casi a diario en esta acogedora ciudad.

Quizás los tuneros vean esto como algo normal, cotidiano, nada extraordinario. Pero, para el que lo ve desde afuera, se queda maravillado. A lo mejor, al tener tal movimiento artístico, un paraíso de peñas, estos privilegios, se hayan acomodado a que funcione, a que el show nunca pare, aunque en ocasiones debería tomarse un descanso y repensarse.

Esa es la razón para nombrar las manchas que enumeré anteriormente; pequeñas manchas de un sol inmenso y poderoso que ilumina al Balcón del Oriente Cubano, como un faro eterno que indica al resto de la Isla el camino por seguir.