Las Tunas.- La galería de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) está ubicada en medio de plantas, libros, espacios para peñas y un nuevo café. Todo eso genera un bullicio y tránsito de creadores o público, permeando las obras expuestas de nuevas interacciones, objetivo de toda muestra artística.

Las áreas expositivas de la AHS no son ideales para un proyecto curatorial complejo, teniendo en cuenta que está diseñado con especies de parabanes donde es casi imposible definir cuál es la entrada o comienzo y cuál es el final. Otro detalle es el reducido espacio entre paneles, lo que da poco margen a ubicación y lectura de obras de mediano o gran formato. En todo este laberinto no hay secuencia en recorrido, por lo que es fundamental la distribución temática de las obras en cada bloque, si se quiere una correcta lectura.

Realidades, la primera expo personal de Yudier Gamboa, ocupa ese espacio galerístico por estos días. Diez fotografías y un cartel componen la muestra, dispuestas con adecuada estética, dentro de la técnica básica de colgado. Su disposición se realizó componiendo dípticos, quizás atendiendo a la disponibilidad de piezas para el montaje, lo que limitó la expansión hacia espacios que se ven relativamente vacíos o en efecto sin obras. Conozco otras creaciones de Yudier, debieron ser consideradas según tema o etapas y dar una visión más amplia de su quehacer.

Debemos tener algo en cuenta, la producción de la fotografía es sumamente costosa. Para una muestra sencilla la impresión, el diafragma, como el enmarcado puede alcanzar el valor de 30 mil pesos, sin tener en cuenta el costo de gestión de impresión en otras localidades del país.

Yudier Gamboa se arriesgó, tuvo el apoyo de la AHS y una buena convocatoria que -además- tuvo como resortes el reciente éxito de su obra Ausencia, en la galería Fayad Jamís, y el premio en el Salón Guernica.

Las piezas de Realidades se mueven sobre la fotografía social, tema que genera mucha polémica por las imágenes que, de manera recurrente, están in crescendo en nuestras calles.

La fotografía social, con fuertes exponentes en Norteamérica, nos deja una tradición capaz de marcar épocas, costumbres y estados del ser humano.

En el caso de Yudier Gamboa, las tomas, en su mayoría, alcanzan la nitidez adecuada para explorar cada detalle. En otros casos los encuadres mutilados pueden denotar la rapidez en tomar la imagen, sin ser vistos por el protagonista.

En la fotografía social no se estila la pose forzada del objetivo, la intención es mostrar al individuo precisamente en su ambiente social. En este aspecto, el encuadre ha de ser avistado con detenimiento, luego apretar el obturador varias veces para lograr la mejor toma.

El retrato es de las variantes más complejas en la fotografía social o urbana, es el momento oportuno para tomar un instante único de la expresión facial. En el caso del retrato de la abuela, donde evidentemente ella está preparada para la toma, no deja de ser interesante y conmovedor por la historia que relata su autor. Pero téngase en cuenta que estas obras no son acompañadas por textos, por tanto, deben hablar por sí solas y demostrar la fibra del género.

Yudier Gamboa está en el camino de este arte, desde hace algún tiempo; su madurez es evidente.

El oficio y alcance artístico llegará a la perfección, toda vez que explore las potencialidades de la tecnología, la función del ojo como elemento definitorio en la elección del objetivo, el encuadre y el instante de inmortalizarlo.