Las Tunas.- Los días donde existo, un cuaderno genuino de décimas que desnudan al autor en sus avatares diarios y lo recolocan en las dimensiones exactas de su entendimiento del mundo, le otorgó al poeta Maikel Santiesteban Velázquez el Premio Ala Décima 2024, evento que tuvo lugar recientemente en suelo tunero.

Nacido en Majibacoa y residente luego en Moa, Holguín, el ingeniero industrial de profesión confiesa a 26 que la décima es el lenguaje con el que percibe las subjetividades y con esta herramienta, cual suerte de anteojos, ve la vida mucho más rica y lejana de la productora de níquel donde trabaja cada jornada.

Confiesa que su obra es un cuaderno de décimas sinceras, escrito en primera persona, en el que el poeta se muestra tal y como es, y se dibuja a sí mismo en los tiempos actuales, donde carencias, limitaciones y desmanes son como polvo mágico en la creatividad de quien entiende y padece por la literatura.

“Escogí este género por su musicalidad. Desde un inicio me prendé de él y es mi única forma de expresarme en los caminos del verso, hasta el momento. Comencé desde la adolescencia, perdí un poco el camino, pero desde el 2016, ya en Moa, me hice un servidor de las décimas”, cuenta el poeta.

El ganador no había podido asistir a la ceremonia de premiación, efectuada en enero en La Habana, razón por la cual se encauzó esta entrega mediante la filial provincial del Grupo Ala Décima en Las Tunas.

Su presidente, el poeta Argel Fernández Granado, coordinó y condujo la pequeña ceremonia, en la cual también se puso en manos del poeta laureado su carné de miembro de la agrupación convocante del certamen.

El autor galardonado recibió, como parte del premio, una obra del reconocido artista de la plástica Kamyl Bullaudy -inspirada en el texto laureado y que servirá de portada, como es costumbre, al folleto que Ala Décima imprimirá próximamente.

Asegura que gusta hablar de los temas cotidianos, de la relación del hombre con Dios y la espiritualidad de las cosas. Avalan su trayectoria varias publicaciones en revistas extranjeras y lo rondan proyectos de libros.

Con la misma sorpresa y alegría con la que recibió el galardón, al calor de los abrazos de una tierra que sigue sintiendo suya, Maikel alude que se debe a la literatura porque es crecimiento para los lectores, pero abrevadero para todos los que, como él, no tienen otro idioma para dibujar su vida.