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El libro de los asombros

Las Tunas.- El niño es un ser especial, no se asombra mucho de las cosas porque él las inventa, las ve de múltiples colores; lo mismo las hace grandes que pequeñas y puede encontrar una rosa donde hay espinas e imaginar barcos enormes con piratas y príncipes, reinas, castillos. El niño también puede quedar inmutable ante las situaciones que se le presentan y, desde su inteligencia, les da soluciones u olvida si le hacen daño, como también puede imaginarlas desde otras perspectivas para hacer un mundo mejor.

En estas edades maravillosas la fantasía no se aparta del pequeño y, aunque ya no se cree ni en brujas, ni en fantasmas, ni en el hombre del saco, si estos son divertidos para el niño será agradable estar cerca de ellos. Por eso, de antemano ya les digo que estoy segura de que el libro El mundo de los asombros, que ofrece José Orpí Galí, desde Ediciones Caserón, Santiago de Cuba, 2017, resultará un regalo especial dentro de la literatura infantil.

José Orpí Galí (Santiago de Cuba, 1953) es poeta, narrador y escritor para niños. Ha publicado, entre otros textos: Acto de amor ante el espejo (editorial Oriente, 1994), El encantador de serpientes (Ediciones Santiago, 2001), Para despertar al duende (Ediciones Santiago, 2003 y 2009), Alguien se desnuda en la oscuridad (Ediciones Santiago, 2009), Saltar al abismo (Ediciones Caserón, 2011) y este libro que le sugerimos: El mundo de los asombros que sale anterior a la presente edición por Oriente, 2011. El autor es miembro de la Uneac y ha obtenido los reconocimientos: Premio de Poesía José María Heredia (1990 y 1999), y Nosside Caribe (2003).

Con El mundo de los asombros, Orpí trae a los infantes un poemario tierno, agradable, inteligente. Desde la dedicatoria para su abuela, el poeta transfiere una empatía con el lector; posteriormente aparecen las tres secciones del cuaderno: Historias desconocidas, El circo Maravilla y En busca del tesoro perdido.

La primera parte, expuesta en cinco poemas es esa en la que el receptor puede disfrutar de enanos bailando rumba, en el poema inicial, y aunque aparece la reiteración por cuatro ocasiones del verso "¡Esto le zumba!" (2017, p.11), frase que repiten el gato y el pato, el niño puede emitir una sonrisa cuando descubre cómo al final estos animales se incorporan al baile de los enanos; luego puede encontrarse con un fantasma miedoso, que le teme a la oscuridad y termina siendo amigo del sujeto lírico niño y aprendiendo a contar. Así aparecen también vampiros raperos, una bruja que "se va a jubilar / porque a ningún niño / ya puede asustar" (p.16) y una momia que despierta y es cargada por los niños.

El circo Maravilla, segunda sección, comienza como cada una de las partes, con una breve explicación de lo que acontecerá en los poemas que continúan. Son ocho textos donde primero nos encontramos una orquesta conformada por animales del circo, luego un elefante que baila en su presentación circense, y mediante estos versos el pequeño puede percibirlo por la buena descripción que hace el poeta desde que el animal comienza su actuación hasta que finaliza: "Se detiene entonces / haciendo una pausa / se quita el sombrero / de roja guirnalda / saluda a los niños / y sin más se marcha."(p.27). También están en esta sección un león sin domador, una perra malabarista, un mono en la cuerda floja, el lobo mago que "Del fondo de un gran baúl / saca un conejo amarillo / que nos recita un soneto / con acento distinguido"(p.36), un gato bailador, una zorra que con voz de soprano canta una zarzuela y el presentador Loro Lorón.

Ya en seis poemas termina la parte final y en busca del tesoro escondido el lector transita por un laberinto, un espejo, una tormenta, la serpiente que se cree reina de los animales y un mensaje en una botella.

Sin dudas, a través de versos rítmicos, generalmente breves (pentasílabos, hexasílabos, heptasílabos y octosílabos y algunos decasílabos) el pequeño puede disfrutar de un libro en que se combinan creatividad, imaginación, magia, sueños y alegrías, motivos estos con los que el niño se familiariza porque así es su mundo: siempre de asombro, vibrante como las olas del mar, multicolor como un jardín, suave como la brisa.