Iván Barbán Ochoa
Jobabo, Las Tunas.- En los brazos de muchos jóvenes, impulsados por la pasión y la vergüenza, también está la garantía de alimentos para los residentes en la provincia de Las Tunas. Y aunque muchos recojan sus propiedades y abandonen las zonas rurales, ahí siguen ellos, empecinados en construir un futuro mejor.

Tal es el caso del usufructuario Iván Barbán Ochoa, quien gestiona los designios de unas 65 hectáreas muy fértiles, ubicadas en la comunidad de Palmarito y pertenecientes a la unidad empresarial de base (UEB) Melanio Ortiz, del municipio de Jobabo.

A él le sobran deseos para hacer prosperar la tierra, mediante el trabajo constante y la aplicación de diferentes alternativas frente a las limitaciones materiales de estos tiempos. Así lo hace junto a su hermano, esposa y madre, y a veces con la ayuda de los obreros eventuales que contratan.

"Muchos jóvenes dejan atrás los campos, pero no es difícil quedarse cuando uno ama la tierra y lo que hace cada día. Tradicionalmente mi familia ha vivido ahí, en esos sitios tranquilos en los que se encuentran paz, satisfacción y los alimentos que necesitamos.

"Yo estudié otras cosas y pudiera irme a la ciudad. Sin embargo, no quiero hacerlo porque me gusta esa vida y, sobre todo, la parte agrícola. Acá soy feliz. Además, soy uno de los productores de avanzada del territorio tunero y no puedo renunciar, pues tengo un compromiso con mi familia y con el pueblo". 

En su finca abunda la voluntad de producir, desafiando la sequía, con la garantía de alimento animal y la incorporación a proyectos internacionales como IRES, que impulsa la rehabilitación de paisajes productivos y la resiliencia de hogares y comunidades rurales frente al cambio climático.

"En total administro unas 67 hectáreas y de ellas dedico 20 a la ganadería. Esa es la parte que está incorporada a IRES, con el desarrollo de dos módulos silvopastoriles que combinan la siembra de maderas preciosas con la crianza de ganado menor y mayor.

"Sé que podré incrementar las producciones de leche y carne porque la falta de precipitaciones ha afectado la hierba para los animales. Ahora mejorará. De todas formas, no me conformo y estoy experimentando con el king grass, la caña de azúcar, tithonia y la morera". 

A pesar de su juventud, Iván acumula muchas horas de trabajo para transformar el entorno y producir los necesarios alimentos. Dice no temer a los obstáculos que aparecen cada día y que se desafía a sí mismo para transformar el entorno en beneficio de todos.

"Aquí tenemos un buen pozo y para el riego disponemos de una máquina Fregat de pivot central. Por eso hay buenos rendimientos de los cultivos varios, especialmente del maíz, la calabaza, los frijoles y el boniato. También hay guayaba, plátanos y otros renglones". 

Para que los sembrados crezcan saludables no le basta la disponibilidad de agua, sino que aplica materia orgánica y sistemáticamente los rota. Incorpora los clones que más se adaptan a sus suelos y acomete otras acciones, encaminadas todas a que la tierra dé más frutos.

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