Las Tunas.- Después de varias suspensiones, recursos fuera del alcance y las esperanzas flotando aún con cierto escepticismo, la Serie Provincial de Béisbol despeja su horizonte con la voz de play ball el venidero 9 de diciembre. Con un calendario de prisas, apenas seis juegos en la etapa clasificatoria, los ocho municipios despertarán por algunos días viejas rivalidades.

En la zona sur, "Amancio", "Colombia" y Majibacoa acompañarán a los favoritos de Jobabo, mientras por la llave norte, Manatí, Puerto Padre y "Jesús Menéndez" harán lo propio ante el Goliat que representa Las Tunas. Los dos primeros de cada demarcación avanzarán a instancias de semifinales, por el sistema cruzado 1vs.2 y 2 vs.1, al mejor en tres duelos.

Si los diferentes factores marchan según lo previsto, el fin de año dispondrá de la algarabía en estadios expuestos al abandono la mayor parte del tiempo. Pero, ¿basta con un torneo de estas características? La respuesta no lleva mucha reflexión, solo alcanza con observar la media etaria del actual equipo de los Leñadores dentro de la II Liga Élite para caer en las cuentas de que esa generación dorada transita por sus últimos tangos, de ahí la importancia de poner a competir a esos jóvenes valores con la responsabilidad de llevar a buen puerto el relevo de la pelota tunera. Quedar cegados en la gloria del lustro precedente significa contemplar la porción flotante del iceberg, mientras en las profundidades anidan hoy las principales preocupaciones y limitaciones del mañana.

La ausencia de una lid nacional Sub-23 cede el protagonismo a todo cuanto pueda hacerse desde los territorios. Los resultados, tanto en dicha categoría como el de algunos jugadores inmersos en la magna cita, hablan por las claras del talento que busca imponerse en un futuro próximo, por tanto, ocupa a las autoridades del Deporte aunar esfuerzos por esquivar el limbo del ostracismo. Si bien los entrenamientos posibilitan depurar la técnica, el desempeño en el diamante carga con la virtud de superar esos aspectos teóricos desde la misma práctica.

Entre los aciertos destaca la inserción de los integrantes del plantel de menores de 18 años de edad en las diversas novenas, con el propósito de acumular desafíos en los muchachos como preparación de cara a la cita juvenil prevista para el mes de enero.

La situación financiera supone un obstáculo mayúsculo; sin embargo, escudarse en la barrera de la falta de medios constituye un pecado capital. Asimismo, representa una obligación ante la afición, directivos, entrenadores y peloteros de los municipios respetar el trabajo realizado en la base. Bajo efectos similares en otros terruños han concretado eventos de mayor envergadura, incluso, con la disyuntiva de lidiar también con el certamen invernal en la Isla y una distancia mayor entre localidades, lo cual brinda un espejo en donde mirarse en aras de aspirar a más de cara al 2024, pues son los nacidos en estos predios los encargados de defender a los atletas, sea cual sea el nivel por desarrollar. 

Mientras los Leñadores, quienes coquetean con la frontera de la salvación, pugnan contra unos reforzados y líderes Cocodrilos de Matanzas, desde cuatro terrenos en la geografía tunera, la pasión de bolas y strikes, además del fervor de apoyar a los más cercanos, sirve de competencia a la mejor fanaticada del país, según reconociera la Comisión Nacional en fechas previas.