Ronis, en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos en Las Tunas, donde acompañó a su embajador en un encuentro con profesionales de la salud aquí.

Las Tunas.- Ronis Wale Nununfia acaba de cumplir su gran sueño de niño: ser médico. Lo dice, se emociona y sus ojos muestran un halo de nostalgia por Cuba, por Las Tunas; una nostalgia que se va convirtiendo en tristeza por dejar aquí a verdaderos amigos, después de cuatro años.

“¿Cómo despedirme de Cuba, y en especial de Las Tunas? Mis amigos de aquí son mi familia, y no es fácil dejar atrás a todos los que quiero y me quieren”, dice con su español que denota el acento inglés, el idioma oficial de su país.

Este joven es parte del grupo de ocho profesionales de Islas Salomón que acaban de graduarse en la universidad de ciencias médicas Zoilo Marinello. Uno de los que aumentan la cifra de 170 galenos que en su país atienden a casi 700 mil habitantes.

“Comencé a estudiar en La Habana, los primeros seis meses recibí español y después cursé una etapa premédica y español avanzado, y asignaturas como Física, Matemática, Química. Luego de terminar el ciclo básico vinimos a Las Tunas, y aquí me gradúo con un mundo de ideas y proyectos en mi mente para concretarlos en mi país.

“Mi mayor aspiración está en la posibilidad de brindar un servicio a la población de mi provincia y mi comunidad, para aumentar la calidad de vida. Yo quiero hacer como en Cuba, empezar en el nivel primario, voy a intentar hacerlo como se hace acá, aunque es muy difícil porque los médicos de Islas Salomón se concentran en el nivel secundario.

“Voy a intentar crear un equipo básico, para trabajar de abajo hacia arriba. Tengo la meta de que en unos 10 años pueda influir en los otros médicos para desarrollar el Sistema Primario de Salud, como he aprendido aquí”.

Ronis es el menor de dos hermanos y una hermana y el único médico de su familia. A Cuba la conoció estudiando todo lo relacionado con la Guerra Fría, aunque en la práctica sabe más de la Mayor de las Antillas.

“Después de vivir siete años acá tengo conocimiento de que este es un país libre en todo, sin violencia. Es un pueblo bueno que hace amistad con cualquiera que viene de otra nación; con cultura, una cultura que se celebra entre todos. Y el Sistema de Salud de Cuba es diferente al de mi país, es un sistema preventivo, en la promoción de salud, es prevenir antes de la enfermedad”.

Dialogamos en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos en Las Tunas. Ronis auxilia como intérprete al embajador de su país en Cuba excelentísimo señor Simeon Bouro, quien asistió a la graduación de él y sus compañeros. A simple vista, parece un cubano, un tunero, porque, sin dudas, está marcado por la manera de ser de los habitantes de esta tierra.

Le hago una última pregunta y me mira fijamente. Sus ojos brillan y su respuesta es tajante:

“La mayor enseñanza que he aprendido en Las Tunas, y en Cuba, es a ser patriota; siempre pensar en tu país y en el pueblo, no pensar en ti mismo, sino en los otros, y brindarles el servicio que merecen”.

Y sonríe, con ese halo de nostalgia que se va convirtiendo en tristeza porque se va, y al mismo tiempo con la alegría de regresar como médico a su pueblo. Y hablamos informalmente, de su paso por esta ciudad, de los amores que quedaron, de los sueños por venir, de la posibilidad de regresar para formarse como especialista para prevenir la diabetes, la hipertensión arterial, los problemas cardiovasculares que tanto afectan allá, y siempre con el orgullo de formarse como médico en Cuba.

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