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Carmen nasoLas Tunas.- La conozco por martiana, por su apego al trabajo y el amor hacia los libros, esos compañeros fieles que siempre la acompañan, más ahora, en que las circunstancias la obligan a permanecer en casa para evitar la Covid-19.

Carmen Velázquez Quintana ha entregado 40 años de labor a la biblioteca provincial José Martí, la mitad de ellos como directora. Por eso, no es de extrañar que aun aislada en su hogar dedique tiempo al procesamiento de textos, esa rutina en la cual se asignan las materias que facilitan la organización de las publicaciones en los estands.

Sin embargo, no pocos nos extrañamos al ver en estos días a colegas nuestros usar nasobucos confeccionados por sus manos. Las mascarillas, diversas en formas y colores, han sacado a la luz su talento para la costura y la artesanía.

naso tipos162“Coser es uno de mis hobbies y, como mis vecinos lo saben, al llegar la pandemia me pidieron que realizara nasobucos. Yo accedí enseguida, saqué unos pedazos de tela que tenía guardados y me consagré a la encomienda”, afirmó la también presidenta de la Sociedad Cultural José Martí (SCJM) en la provincia.

Hasta la fecha ha realizado más de 100 tapabocas, una cifra nada despreciable. Varios de ellos los ha regalado a diferentes personas y otros, ante el gasto de recursos, lo ha vendido a precios accesibles.

“Estoy acostumbrada a cierto ritmo de trabajo y esta tarea me ha permitido mantenerme activa. También he realizado alfombras variadas para el Día de las Madres”, agregó.

Al preguntarle de quién heredó la pasión por ese oficio me dijo resuelta que de su madre. “Ella me enseñó a hacer cuquitas y otras manualidades. Así aprendí a realizar forros para batidoras, vestimentas para ollas arroceras y balas de gas, paños de mano, cojines de diferentes formas…, pero no tengo preferencia por ningún objeto en particular, hago lo que me inspire el momento”, apuntó.

Las enseñanzas martianas no se separan de Carmen en estos tiempos difíciles. Esta mujer, técnica en Bibliotecas Públicas, máster en Desarrollo Cultural Comunitario y licenciada en Filología, confiesa que “ahora más que nunca hay que tener presente la idea del bien que cultivó el Apóstol y su concepto de la unidad. Eso se traduce, por ejemplo, en ayudar a los vecinos y ser responsables, porque así nos cuidamos todos. Hacer nasobucos también es pensar en Martí”.

Sin dudas, acercarse al Más Universal de los Cubanos y seguir su ejemplo, la ha enriquecido espiritualmente y la fortalece para enfrentar cualquier adversidad, incluida la Covid-19. Ahora, desde su propia morada defiende ese legado.