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campo sembrado

Las Tunas.- La disminución de las precipitaciones, y su impacto negativo en la agricultura, es una de las mayores preocupaciones que comparten los especialistas que implementan la Tarea Vida en suelo tunero. A cuatro años de la creación de esta estrategia medioambiental, urgen soluciones para el fomento de cultivos que se adapten mejor a las condiciones actuales de nuestro clima.

Reynol Pérez Fernández, jefe del Departamento de Recursos Naturales, Ecosistemas Priorizados y Cambio Climático, aseguró a 26 que hasta la fecha se han beneficiado más de 600 campesinos con sistemas de riego, gracias a proyectos de cooperación; pero las cifras aún son insuficientes para lograr que el territorio produzca la cantidad de alimentos que requieren, por norma, sus pobladores.

“En la provincia, el mayor número de tierras destinadas a la siembra se encuentra en secano - puntualizó Pérez Fernández. La disminución de las lluvias no solo afecta directamente el crecimiento y la evolución de las plantas, también propicia la aparición de plagas que afectan los rendimientos de las cosechas y provocan perjuicios a la economía de los campesinos.

“Recientemente, en la zona de Dumañuecos, Manatí, varias plantaciones de frijol de la variedad cubana 23 se vieron afectadas por plagas y prácticamente se perdió la cosecha. El productor no tenía sistema de riego y no pudo evitar que los cultivos quedaran vulnerables.

“Situaciones como estas pueden repetirse con mayor frecuencia a causa de la sequía, incluso, a futuro pueden tener un impacto más desfavorable en la economía. Por esta razón, insistimos en la importancia de lograr acciones de adaptación y que se generalice la siembra de variedades más resistentes a la sequía”.

El especialista subrayó que desde los albores de la Tarea Vida se ha intencionado llevar los saberes de la ciencia y la técnica hasta las fincas tuneras, dotar a los productores de técnicas que garanticen mayores rendimientos, y también aumentar su percepción del riesgo frente a los eventos meteorológicos.

Recalcó que para que la provincia logre una adaptabilidad a los efectos del cambio climático es imprescindible la incorporación de nuevas tecnologías con relación al ahorro de energía y uso racional del agua, así como el diseño e implementación de sistemas de alerta temprana, vigilancia y monitoreo.

Con respecto a las áreas cercanas a la costa, Pérez Fernández explicó que también existe una estrategia para buscar cultivos más resistentes a la salinidad, pues la producción de alimentos, en todos los escenarios, continúa siendo de las prioridades de la Tarea Vida en Las Tunas.