Imprimir
Visto: 2059

jornadas homofobia transfobia cenesex 580x325

Las Tunas.- Jorge temió siempre el rechazo; quizás por eso y por todo lo que implica asumir la homosexualidad ante la sociedad y ante sí mismo, mantuvo oculta su realidad tras una fachada de buen varón, esposo y padre de familia. Durante casi 20 años reprimió los deseos por su mismo sexo y aunque amaba a quienes lo rodeaban, vivía una vida prestada llena de infelicidad, tristeza y frustraciones. Entonces, conoció a Osvaldo y le cambió la existencia para siempre.

“Cuando lo vi por primera vez sentí algo muy fuerte -relata-, que en ese instante no pude determinar. Cada vez fue mayor el acercamiento, el pretexto siempre era el trabajo. Pasaron semanas, meses y aumentaba la necesidad de estar juntos; luego supe que Osvaldo vivió una historia similar a la mía antes de admitir su verdad”.

¿Traumático? Para este hombre de 40 años de edad, no fue nada fácil asumir la homosexualidad. Esta decisión le costó momentos amargos, conflictos con la familia, amigos y vecinos. Sin embargo, por vez primera fue libre de sus propios prejuicios, y comenzó a vivir sin disfraces.

“Hubo días en los que deseaba desaparecer porque no sabía cómo enfrentar a mi familia. Tuve que aprender a lidiar con las miradas, los cuchicheos en los pasillos, el silencio repentino cuando entraba a una oficina, porque el tema de conversación era yo.

"Resultó que la larga lista de amigos se redujo al mínimo y algunos ya ni me dirigían el saludo. Fue realmente difícil, pero logré demostrar que mis deseos sexuales nada tenían que ver con mis capacidades intelectuales y mucho menos con la persona que soy; es más, hoy me considero mejor ser humano porque ando por la vida sin máscaras”.

Jorge es la prueba de que la homosexualidad no es sinónimo de perversiones y vicios como creen muchas personas, pues la orientación sexual no determina el comportamiento en la sociedad ni tampoco los valores éticos y morales.

RESPETAR LOS DERECHOS SEXUALES TAMBIÉN ES UNA MUESTRA DE AMOR

En la Declaración del Congreso de Sexología (1997), revisada y aprobada por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología, consta que: “Los derechos sexuales son derechos humanos universales…”.

Nuestro país, basado en estos principios, celebra el Día Mundial contra la Homofobia. La fecha tiene su origen en 1974 cuando la Asociación Americana de Psiquiatría elimina la homosexualidad y la bisexualidad de su manual de enfermedades mentales, una concepción asumida por otras sociedades científicas del orbe y aprobada por la Organización Mundial de la Salud el 17 de mayo de 1990.

El término homofobia se define como miedo, odio, prejuicio o discriminación a las personas homosexuales. Tales sentimientos se extienden a las expresiones de la sexualidad diferentes de la heterosexual. De ahí que se denomine bifobia al repudio de sujetos bisexuales (orientación hacia ambos sexos) y transfobia cuando ocurre contra los transgéneros (travestis y transexuales).

Las campañas contra la homofobia no persiguen incitar las inclinaciones homosexuales, sino inculcar en la población -fundamentalmente a la familia y a los jóvenes- la necesidad de combatir toda manifestación discriminatoria y de violencia hacia estas personas. Es tiempo de cambiar los pensamientos retrógrados e insensibles, y en su lugar promover ideas de equidad.