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Las Tunas.- Durante el 2022, la provincia de Las Tunas fue víctima de una intensa sequía y de la carencia de importantes insumos materiales. Pero, más que esos problemas objetivos, otras circunstancias dañaron el propósito de garantizar y sostener la alimentación de los tuneros.

La primera y más lamentable de ellas es la insuficiente vinculación con los productores agropecuarios en la base, evidenciada en el hecho de que, un mes y medio después del inicio del año, todavía no se ha concluido la contratación de leche y carne vacuna.

Otra razón de mucho peso es el uso de la tierra. De un lado están las cerca de 30 mil hectáreas señaladas como ociosas o deficientemente explotadas, y del otro, tenentes que descuidan su misión fundamental o que prefieren renglones altamente cotizados en detrimento de las viandas o la ganadería.

agricultura7Súmense otros incumplimientos como que, de un plan de 180, en las unidades productoras de los ocho municipios solo funcionan 51 módulos pecuarios para contribuir al programa de los cinco kilogramos de proteína animal. Ninguna de las 111 cooperativas de créditos y servicios los ha ejecutado.

El conjunto de esos problemas hizo que el pasado calendario no tuviera los resultados que se requieren en estos tiempos tan complejos y, al haber menos producciones y más demanda -además de otras razones económicas- los precios se dispararon.

Durante el balance del trabajo de la Delegación del Ministerio de la Agricultura se debatió sobre estos aspectos y se analizaron las 12 funciones estatales específicas por las que velan los especialistas, y que inciden directamente en la producción de alimentos.

Según el informe del delegado, Yoel Martínez Vargas, la mayoría de ellas se evaluaron como estancadas. Por ejemplo, las producciones agropecuarias, la conservación de los suelos, la sanidad vegetal y animal, el registro pecuario, mejoramiento genético, los sistemas de riego y el uso de la maquinaria y la producción de semillas.

A propósito, Manuel Pérez Gallego, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia, convocó a los presentes a cumplir sus misiones con la responsabilidad que les corresponde, a resolver las deficiencias actuales y a transformar su gestión con prontitud.

Se refirió a la obligación de devolver su capacidad productiva a algunas comunidades insignias en la producción Agropecuaria, y entre ellas mencionó a La Torcaza, en el municipio de Jesús Menéndez, donde se reportan unas 263 hectáreas abandonadas, y al polo de Fleitas, en Manatí, escenario reciente de robos de viandas, enyerbamiento y otras deficiencias.

En los debates del encuentro se demostró que en los ocho municipios del territorio hay potencialidades para satisfacer las necesidades del consumo social y la alimentación del pueblo. Solo se precisa concretar las proyecciones a corto, mediano y largo plazos.

Para que la comida de los tuneros sea sostenible en el tiempo, durante el actual calendario se impone sembrar unas 40 mil hectáreas de productos agrícolas, con prioridad para el plátano, la yuca, el boniato y la malanga, renglones que inciden en el programa de autoabastecimiento municipal.

Es preciso alistar las 67 hectáreas bajo riego para la siembra de frutales en San Gregorio, impulsar los cultivos de maíz, frijoles y arroz, recuperar varias presas y micropresas, garantizar más alimento animal y aplicar la ciencia, tecnología e innovación.

También, incrementar la producción de semillas y biofertilizantes, dar un uso racional al agua, recuperar las infraestructuras para el manejo del ganado vacuno, porcino y avícola, y especialmente rescatar las comunidades rurales para que se haga realidad la idea de "sembrar personas en el campo".