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Antonio Guiteras Las TunasDespués de las tres molidas que el coloso Antonio Guiteras hizo en el mes de abril, permaneció parado hasta el final de la campaña.

Las Tunas.- Los ilusos que aún ignoran o tratan de minimizar el alcance histórico de las afectaciones del bloqueo a la economía cubana, deben saber que los magros resultados alcanzados por Las Tunas en la zafra que aquí culminó este fin de semana, obedecieron, en un elevadísimo por ciento, a esa criminal política de estrangulamiento.

Por mucho que la provincia trató de abrirse paso en medio de un camino cuajado de obstáculos por demás muy resbaladizo en su último tramo, no fue posible mantener un ritmo en las operaciones diarias de corte, alza, transportación y molida de la caña acorde con lo previsto.

A lo largo del trayecto fueron continuas y a veces hasta de varios días las paradas de los centrales Antonio Guiteras y Majibacoa, debido a la falta de combustible o de exceso de humedad en las zonas de operaciones de la cosecha mecanizada de la caña, encargada de alimentar los tándemes en más de un 95 por ciento de su capacidad de llenado.

Elementos aportados por Eddy Felipe Hechavarría, subdirector del Grupo de Coordinación y Apoyo de Azcuba en el Balcón de Oriente, dan cuenta, por ejemplo, que después de las tres molidas que el coloso Antonio Guiteras hizo en el mes de abril, permaneció parado hasta el final de la campaña.

Vale observar, sin embargo, que en su paralización antes de tiempo, influyó, además, la decisión adoptada de potenciar al “Majibacoa” con el suministro de materia prima procedente de las áreas abastecedoras del Coloso, en virtud de agilizar el cumplimiento del más joven de los ingenios tuneros y de sacarle mayor utilidad, tanto al carburante como a las cañas por cosechar.

Para ilustrar mejor el buen desempeño de los majibacoenses por aquel entonces, permítanme traer a colación dos párrafos de una información publicada en 26 el 12 de abril, bajo el título Impulso final de la zafra en el “Majibacoa”.

“Un poquito más y los trabajadores de la empresa agroindustrial azucarera Majibacoa, con el apoyo de la provincia, habrán logrado el objetivo de saludar el Primero de Mayo con el cumplimiento del plan de producción de azúcar -23 mil 227 toneladas- de la presente zafra.

“Solo imponderables extraordinarios -como, por ejemplo, un diluvio o que la falta de combustible no dé tregua- podrían impedir que las tres mil 900 toneladas del dulce que hasta el miércoles restaban por producir no se concreten antes del Día Internacional de los Trabajadores”.

Y eso fue justamente lo que ocurrió. La negativa combinación de la escasez del carburante con el exceso de humedad en su momento, dejaron al colectivo de obreros a tan solo 142 toneladas de azúcar de materializar el cumplimiento del plan de producción.

Eso da una idea del elevado costo que cobraron tales imponderables y otros más a los principales indicadores que miden la eficiencia agroindustrial de la zafra. Solo mencionaré, a manera de ejemplo, que suman más de 300 mil toneladas de caña que quedaron sin moler, cuyo aporte en azúcar hubiese rondado las 30 mil toneladas, según cálculos de avezados en la materia.

Ahora vendrán los resúmenes, análisis, las reflexiones y los comentarios en una u otras direcciones. Pero lo que no debe faltar en cada caso, es la convicción de que, independientemente de haber adolecido la cosecha de la logística mínima indispensable, se pudo haber hecho más en todos los frentes.

En ese contexto, Rafael Pantaleón Quevedo, al frente de Grupo de Coordinación y Apoyo de Azcuba en Las Tunas, llamó la atención respecto a la necesidad de que los directivos adecuen su modo de actuar y pensar al imperativo de hacer zafras de corta duración, eficientes y con el mínimo de recursos posibles, desafío que ahora comienza con el inicio de la Norma Técnica 52 (limpieza, diagnóstico, desarme y conservación de la maquinaria industrial y agrícola).