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"Colombia", Las Tunas.- Arelis Calvo Santana, residente en la comunidad de Corojito, del municipio tunero de Colombia, cree que su vida es perfecta porque dedica sus días a lo que le gusta y lo hace con la mejor de las compañías, su esposo y su hijo.

Por el Decreto Ley 259 recibió 12,42 hectáreas y a esas tierras fue con la mayor voluntad para transformar un entorno, casi perdido, en áreas productivas dedicadas fundamentalmente a la ganadería y, en menor medida, a la siembra de cultivos varios.

Se asoció con la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Conrado Benítez y se dispuso a emprender la que considera su mayor obra. Por suerte, su esposo dispone de 24 hectáreas y los dos espacios colindan. Entonces, tal como ocurre en el hogar, comparten las faenas.arelis iress colombia

"Tengo 30 cabezas de ganado y una buena cantidad de ganado ovino, caprino, avícola y equino. Cuidarlos es mi prioridad, por lo que siempre tienen agua y comida en los cuartones. Para ellos sembramos caña y king grass que se les muele o se les pica en trozos.

"Se ordeñan temprano en la mañana, casi en la madrugada. Y luego van al potrero a pasar casi todo el día. Eso nos ha dado resultados, pues en lo que va de año se sobrecumplen los planes de carne y leche. Nunca hay una cifra exacta, pero más o menos estamos entregando 300 litros cada mes".

Arelis y su esposo no escapan de los hechos delictivos que en estos tiempos ocurren en las zonas rurales de la provincia de Las Tunas, aunque las afectaciones que han tenido por la conducta irrespetuosa de algunos individuos no se relacionan con el ganado mayor.

"Nos pasamos el día velando los animales. Mi esposo y yo nos dividimos para hacer la guardia y siempre están cuidados. Duermen en corraletas, pegadas a la casa, cada especie en la suya. También tenemos perros que ladran cuando sienten algo diferente y así nos avisan".

La de Corojito es una zona muy seca que no se ha recuperado totalmente, a pesar de las lluvias de hace algunas semanas. No obstante, el matrimonio se las ingenia para garantizar la alimentación del ganado y sembrar algunos renglones agrícolas.

"La ventaja es que tenemos un buen pozo con su turbina y la aprovechamos. Son como tres hectáreas con plantaciones de yuca, plátano, maíz, calabaza y algunas hortalizas. Una parte se destina al consumo de la familia y la otra se vende a través de la cooperativa". 

Para el matrimonio se abren nuevos horizontes con su inserción en el proyecto Incremento de la resiliencia climática de los hogares y comunidades rurales a través de la rehabilitación de paisajes productivos en localidades seleccionadas de la República de Cuba (IRES, por sus siglas en inglés).

Todavía no han recibido recursos materiales; sin embargo, se les multiplican los conocimientos adquiridos en talleres y otras acciones de capacitación. Además, poco a poco se insertan en un módulo silvopastoril, que combina la crianza de ganado con la siembra de árboles.

Aunque el objetivo general de IRES es la adaptación al cambio climático y la protección del medio ambiente, su desarrollo favorecerá la producción de alimentos, una actividad a la que Arelis apostó desde que recibió sus tierras en usufructo.