Las Tunas.- Una difícil situación presenta la provincia de Las Tunas para la irrigación de los cultivos varios que se siembran como parte de la campaña de frío, por la baja disponibilidad de la tecnología apropiada para garantizar la humedad en los campos.
Según fuentes de la Delegación del Ministerio de la Agricultura, el territorio tunero trabaja con un balance de más de 31 mil 600 hectáreas (ha) dedicadas a las plantaciones de granos, viandas, frutas y hortalizas. De esa superficie solo cuentan con sistemas de regadío unas cinco mil 343, alrededor del seis por ciento.
Una parte de la infraestructura existente carece de piezas de repuesto y entre las que se mantienen en activo sobresalen los equipos donados por los ya concluidos Proyecto de Desarrollo Rural Cooperativo en la Región Oriental, Prodecor, y el Proyecto de Innovación Agropecuaria Local (Pial).
También son significativos los aportes del Proyecto de Apoyo a la Intercooperación Agropecuaria (Apocoop), y del Proyecto Incremento de la resiliencia climática de los hogares y comunidades rurales a través de la rehabilitación de paisajes productivos en localidades seleccionadas de la República de Cuba, conocido como Ires.
Constantemente, los productores de los ocho municipios que no disponen de sistemas de riego aplican alternativas para echar agua a los cultivos, a veces con el empleo de pipas y en otras ocasiones con la técnica del aniego, aunque no es una práctica amigable con los suelos.
No obstante, al ser esta la provincia de menor promedio de precipitaciones, la mayor parte de los productores estatales y del sector privado ejecuta sus sembrados en secano, un método de cultivo en el que no hay intervención del riego artificial, pues solo se aprovechan los aguaceros.
Por suerte, ahora hay garantía del líquido en las presas y micropresas administradas por el sector agropecuario, pues el territorio se benefició con las lluvias de junio y con ellas también se favorecieron las cuencas subterráneas para su extracción mediante turbinas y molinos de viento.
