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Las Tunas.- Las adicciones esclavizan a los seres humanos que, paradójicamente, buscan libertad. Muchos especialistas las consideran una tragedia en la sociedad actual por el consumo de tóxicos y la práctica del juego en la era tecnológica.

Según la Organización Mundial de la Salud es una enfermedad física y psicoemocional que crea dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.

La psicóloga Yudith Noguera Martínez, responsable de Promoción de Salud en el policlínico Manuel (Piti) Fajardo en esta ciudad, explica que existen varios tipos de consumos y criterios para decir que una persona es dependiente de algún tipo de droga. Está determinado por la frecuencia, la cantidad y la pérdida de libertad ante alguna de estas sustancias.

“La sociedad cubana tiene muchísimas tradiciones, asociadas con el consumo de cigarro y alcohol; entre ellas, las festividades, los juegos de dominó y otros contactos sociales. Es lo que llamamos consumo sociocultural. También tenemos la vía hedónica cuando lo hacen por placer, y la evasiva para huir de un problema; esta última originada, principalmente, por conflictos familiares, pérdida de seres queridos y rupturas de parejas.

"Otras personas asumen el alcohol como muleta para enfrentar alguna situación que no se atreverían en estado de sobriedad y en otros casos tiene relación con afecciones psiquiátricas”, detalla.

No son pocos los que empiezan por la ruta sociocultural, llegan a un estado de riesgo, pasan a uno perjudicial y finalmente a la dependencia de la sustancia. Y esa es la realidad en Las Tunas. “En nuestro medio existe un alto consumo de alcohol, que es una droga legal y portera porque abre las puertas a otras drogas ilegales”. 

PASO A PASO

El primer gran paso es reconocer la enfermedad y luego buscar ayuda con el médico de familia. Desde ese nivel de atención se realiza una valoración y quienes así lo requieren son remitidos al servicio provincial de Deshabituación en el hospital psiquiátrico Clodomira Acosta.

De acuerdo con la jefa de Sala Yamirca Rivero Oduardo, la población de 19 a 30 años resulta la más afectada con las adicciones y prevalece el alcoholismo, la ludopatía y el tabaquismo.

“Después de la evaluación -refiere- se realiza el ingreso de 21 a 30 días para tratar la crisis del paciente por un equipo multidisciplinario (psicólogos, psiquiatras, terapistas ocupacionales, trabajador social…). Durante este proceso pueden aparecer las llamadas alucinosis alcohólicas, sobre todo, de tipo visual. En estos casos el paciente refiere la aparición de bichos, moscas, abejas…

“Otros síntomas de esta fase de abstinencia son los temblores y decaimientos. Nosotros los contrarrestamos con fármacos y otras técnicas. Tras el alta médica, la rehabilitación continúa en la Atención Primaria y aquí los martes y jueves hacemos psicoterapias grupales. La intención es reinsertarlos a la sociedad para que logren recuperar la autoestima y sentirse útiles”.

El consumo de drogas legales (alcohol, tabaco, infusiones) e ilegales (marihuana, anfetaminas, cocaína y opiáceos) puede causar diferentes enfermedades como el cáncer bucal, de estómago, laríngeo, hígado, páncreas. Desde lo psíquico la persona mantiene el riesgo de padecer demencia alcohólica.

“Se trata de un padecimiento crónico conductual que depende en gran medida de los patrones de crianza. De ahí la necesidad de trabajar en la prevención con la familia”.

MEJOR NO EMPEZAR

El alcoholismo no hace diferencias en edades, género, tipo de creencia o nivel cultural. Las consecuencias también las sufren los cónyuges, padres, hijos, hermanos, amigos, vecinos y hasta desconocidos, víctimas de accidentes y otros actos de violencia.

“Quienes mantienen algún tipo de consumo legal en cantidades controladas, deben evitar hacerlo delante de los hijos, pues más tarde, en la adolescencia, pueden iniciarse por imitación. Ninguna persona necesita de una droga para cumplir determinado proyecto de vida; pienso que lo más efectivo es no empezar”. Es el consejo de la psicóloga Noguera, quien ha visto de muy cerca el rostro de las drogas.