Las Tunas.- Atrás quedaron las horas de tensión vividas por los linieros eléctricos durante los días 2 y 3 de noviembre -con sus largas noches-, que a muchos clientes les parecieron interminables, mientras se restablecía la electricidad y bajaban las inundaciones en varias zonas de la provincia.

El retirarse no es huir, ni el esperar es cordura si el peligro sobrepuja la esperanza. “Cuando un liniero sale a trabajar la familia le encomienda que se cuide, pues siempre estamos bajo presión, y cada tarea, aunque tenga procedimientos similares, nunca es igual”, afirma el jefe de Brigada Fernando Rondón.

El mes de noviembre comenzó con severos daños al Sistema Electroenergético en la provincia, las fuertes lluvias y las inundaciones, tras el paso de una vaguada, causaron la interrupción de cuatro circuitos, afectando aproximadamente a 16 mil 959 clientes en todo el territorio.

“La misión resultó en extremo compleja. A altas horas de la madrugada preparamos los medios de protección para garantizar la seguridad de nuestros compañeros.

Luego, la máxima dirección de la Empresa, de conjunto con los especialistas del Despacho Provincial, nos dieron los reportes de afectaciones y la orden para comenzar las labores, pues las líneas deben enfriarse antes de hacer cualquier trabajo”, pormenoriza Rondón.

Algunos especialistas, como los linieros Camilo Torres y Richard Arias tuvieron que esperar que disminuyeran las aguas en el río que da paso al poblado de Dormitorio, para poder restablecer el servicio allí. Otros, como Alejandro Pérez, Jaime Roselló, Annier Rodríguez, Unisley Hechevarría y José Muñoz cargaron las escaleras y con los equipos al hombro y el agua fangosa por las rodillas se abrieron camino hasta la línea férrea, que les permitió llegar al lugar designado y comenzar las labores para devolverle la electricidad al asentamiento.

Asimismo, miembros de la Brigada de Guardia fueron de inmediato a valorar los perjuicios en varias zonas urbanas, y entre otras dificultades encontraron la crecida del río en la calle René Ramos, así como la caída de ramas sobre las líneas en la zona de El Cornito, por solo citar dos ejemplos, según refiere René Sutil Yero, jefe de Operaciones de la unidad empresarial de base (UEB) Municipal Las Tunas.

“Me hice liniero porque amo mi profesión y te digo más, quien es liniero quiere su trabajo tanto como a la familia”, afirmó Eradis Herrera, jefe de Brigada de linieros de esa UEB, que con más de 20 años en esta profesión constituye una cátedra en temas de seguridad y el correcto uso de los medios de protección, pues “en casa alguien te espera”, dice sonriente y continúa su jornada.

Para estos hombres de carácter jovial y hercúlea estatura, el mayor privilegio está en devolverle el servicio eléctrico al pueblo. Su sentido del deber se define hoy en dos palabras: humildad y coraje. Los recientes días de constantes precipitaciones así lo demostraron.