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pastoreoJobabo, Las Tunas.- La preparación de tierras para la siembra de pastos y forrajes y la adopción de una serie de medidas para acondicionar, desde ahora, la próxima etapa de sequía, ya viene a ser un tema de análisis y seguimiento en Jobabo, municipio que volvió a verse afectado de manera intensa por la falta de agua y alimentos en casi las tres cuartas partes de las unidades ganaderas.

Si bien las condiciones no se tornan tan complejas como hace cinco o seis años atrás, debido a la regularización de lo que al manejo de la masa vacuna se refiere, todavía el grueso de los ganaderos no completan la base alimentaria con pastos y forrajes nutritivos, ni plantan la cantidad de caña suficiente en correspondencia con el rebaño, durándoles generalmente uno o dos meses las reservas, o limitando las porciones del bloque alimentario.

La irregularidad en la distribución de las precipitaciones y la no recuperación del manto freático inciden todavía no solo en que los potreros no recobren fuerza de manera uniforme en todo el municipio, pues unidades que aunque ha llovido, prácticamente están en zonas cercanas como la CPA Reynaldo Rodríguez y la CCS Rafael Trejo, presentan una situación totalmente diferente en cuanto al estado de la masa vacuna, especialmente las vacas en ordeño.

La parte estatal, que antes era la más prolífera a la depauperación, a pesar de que sigue siendo un foco negativo en el manejo inadecuado, hoy tiene mejores condiciones en cuanto a garantías alimentarias, con una variedad de plantas nutritivas, al contrario de las cooperativas, donde todo depende de los campesinos, aún sin adaptarse a que los pastos naturales no ofrecen garantías.

En el caso de las dos cooperativas netamente ganaderas y mayores productoras de leche y carne, las CCS Jorge Aleaga y Adriano Nieves, califican hoy como los principales focos de inestabilidad alimentaria y problemas con el manejo de las reses y son, al mismo tiempo, las que reúnen las zonas más áridas de Jobabo.

Para el primer semestre del 2019, ya en curso, se espera dar un vuelque a la situación, sembrando por lo menos el 40 o 50 por ciento más de los pastos y forrajes que se plantaron en los últimos tres calendarios, se destaca la prioridad de plantas con riqueza nutritiva, pero que ofrezcan garantías de rápido crecimiento y posterior resistencia ante la inestabilidad de las lluvias