ambulancia covid

Las Tunas.- Fue un leve dolor de garganta el primer indicio, pero Marivis Rosa Pérez no imaginó que el SARS-CoV-2 comenzaba a atacar su cuerpo. El malestar lo achacó a un resfriado o al agotamiento de toda una semana de labor en la Central de Ambulancias de esta ciudad. Y solo se volvió sospecha cuando en la mañana del domingo 28 de febrero recibió la noticia de que uno de sus compañeros de trabajo había resultado positivo al virus. Entonces, sí sintió demasiado cercano el peligro y le sobrevino la preocupación.

Cuenta que acudió a su área de Salud y una tira rápida negativa le dejó un hilo de esperanza. No obstante, al ser contacto directo debió ingresar en el centro de aislamiento Los Cocos, donde, enfatiza, recibió una atención esmerada. “Un personal maravilloso que me asistió desde la misma llegada y estoy muy agradecida”.

El día 2 de marzo el resultado positivo del PCR le traería de vuelta un miedo cerval, el mismo que había intentado disipar a toda costa. Ahora, su enfermedad ya era una certeza y no podía dejar de pensar en las implicaciones.

Sus muchos años en la Enfermería y lo vivido durante el último calendario en el puesto de mando del Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM), la habían dotado de la experiencia para afrontar diferentes situaciones, pero ahora, ella estaba en el otro lado, y las perspectivas cambian desde la mirada del paciente.

“Cuando les dije a mis hijas el diagnóstico no lo creían; fue demasiado difícil. Una de ellas es enfermera neonatóloga y justo por eso desde el principio 'corrí' para el policlínico; y por supuesto, también se mantuvo aislada. Por suerte, ninguno de mis contactos fue positivo.

“A la Covid-19 hay que tenerle miedo. Siempre advertí el peligro y adopté las medidas de bioseguridad; aun así, me contagié. Esta enfermedad no tiene rostro y nadie está exento de padecerla.

“Hay que tenerle mucha confianza a la Medicina cubana y valorar cuánto tenemos, que no es poco. Esta pandemia ha ratificado la prioridad que aquí se le concede a la salud de los ciudadanos”, afirma Marivis.

DÍAS DE TENSIÓN

La central del SIUM en la cabecera provincial fue la primera institución sanitaria en reportar un foco de transmisión de la Covid-19; del cual resultó positiva la enfermera Marivis, un médico y un chofer paramédico (caso índice). Ello trastocó las dinámicas, pero el esfuerzo colectivo permitió que la población apenas percibiera el “bache” en los servicios. Así lo aseguró a 26 Omar Villafruela Pupo, especialista de Urgencias y Emergencias en la Dirección Provincial de Salud.

omar siumEl primer confirmado, explica, se hallaba en zona roja, específicamente en el centro de aislamiento Los Cocos, cuando empezó con los síntomas (fiebre, manifestaciones respiratorias…). “Fue ingresado en el propio recinto al resultar positivo a la tira rápida. También se aislaron las tripulaciones de las dos ambulancias que estaban en el lugar y después de realizar la desinfección de ambos vehículos otros compañeros asumieron la responsabilidad.

“Tras la confirmación del PCR se identificaron 60 contactos, incluyendo los de la central del SIUM, de ellos seis personas con síntomas. Es importante resaltar que ese lugar dispone de un número importante de trabajadores, pues es la base más grande y donde está el apoyo vital.

Dentro de los aislados figuraban 16 médicos, razón por la cual solicitaron la ayuda de los galenos de la Central de Ambulancias de Puerto Padre. “A pesar de la preparación de esos profesionales, la tarea constituyó todo un desafío, teniendo en cuenta que la vorágine aquí es mayor”, comentó

Al centro se reincorporó el personal que, durante los días del suceso, cumplía otras misiones. La actividad también fue respaldada por quienes no coincidieron con los implicados en el mismo sitio, debido a la organización del sistema de turnos de trabajo.

Finalmente, solo se diagnosticaron con la enfermedad dos contactos del caso índice y recibieron asistencia en el hospital Fermín Valdés Domínguez. “Vivimos unos días muy tensos”, resumió el especialista.

DE VUELTA A LA NORMALIDAD

“Aunque se vio afectado el recurso humano nunca se paralizó el servicio y cumplimos nuestro objetivo de no desproteger, en ningún momento, la población tunera”, significó Villafruela Peña.

Los contactos que dieron negativo al PCR y tras culminar la vigilancia epidemiológica volvieron a sus labores habituales.

Desde el inicio de la pandemia, el SIUM ha asumido la transportación de los pacientes sospechosos, contactos y positivos a la Covid-19. Las ambulancias se pusieron a disposición de la tarea, según las necesidades del territorio.

“Han estado ubicadas en los centros de aislamiento y el personal encargado ha mantenido una rotación de trabajo diferente de la del resto, a fin de disminuir los riesgos. También ha tenido sus particularidades el sistema de abastecimiento y la reparación de los vehículos”.

Como parte de las disposiciones se declaró el cierre de la Base Provincial del SIUM para las ambulancias procedentes de los municipios y se determinó realizar los habituales procedimientos por vía telefónica, pues ahí radica el centro coordinador.

A ello se añadieron la colocación de los pasos podálicos, el pesquisaje del personal, entre otras. Ahora, tras los sucesos, se refuerzan esas medidas.

***

A estas horas, quizás Marivis cumple con nuevas misiones desde el puesto de mando, o asiste el traslado de algún paciente en una de las ambulancias; de cualquier modo, lo hará con el amor a una profesión a la que, dice, ha dedicado su vida y, sobre todo, con extremo cuidado.

El colectivo allí sabe que toda precaución es poca frente a esta enfermedad, tal y como asegura Villafruela Pupo. “Esta experiencia nos demuestra que debemos ser mucho más rigurosos para evitar situaciones similares, que comprometan el funcionamiento de un centro tan sensible como lo es el SIUM en Las Tunas”.

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