Las Tunas.- Hace pocos días, durante una reunión con productores agropecuarios, especialistas y dirigentes del sector, el vice primer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca dijo que la provincia de Las Tunas pudiera ser de las primeras de Cuba en garantizar la nutrición del ganado con recursos propios.
Especialmente eso puede ocurrir en los 33 escenarios de intervención distribuidos en los ocho municipios, en los que se consolida la producción de alimento animal a partir de materias primas locales y sin esperar la importación de esos recursos desde otras naciones.
La intención es proporcionar a cada cabeza más de dos kilogramos de plantas forrajeras y proteicas por jornada, además del libre consumo de los pastos naturales o cultivados, los que deben comenzar su recuperación por estos días, con la llegada de los primeros aguaceros del período lluvioso.
Precisamente, en el ya cercano mes de junio se dará un notable impulso a la siembra de alimento animal en todo el territorio tunero, lo que involucrará unas cinco mil 560 hectáreas, según datos de la delegación local del Ministerio de la Agricultura.
De esa cifra, la mayor cantidad se destinará a los pastos (Mulato, Yacaré y Estrella) y a forrajes, especialmente caña, con mil 497 hectáreas, y a king grass, de la que se plantarán mil 194 hectáreas. El resto se sembrará de plantas proteicas; entre ellas moringa, morera, tithonia, cratilya y leucaena.
Experiencias ya hay, pero no son suficientes. De hecho, en el territorio tunero, como en buena parte de Cuba, frecuentemente se reportan incumplimientos en la entrega de leche y carne a la industria y las causas no son atribuibles solo a la sequía.
No es secreto que los tenentes de ganado -salvo excepciones- no manejaban de manera correcta sus rebaños y tampoco se preparaban para los meses más secos, por lo que todos los años las muertes se elevaban para esas fechas, con énfasis en los terneros y las vacas recién paridas.
Por suerte, hay buenos ejemplos en la unidad básica de producción cooperativa Maniabo y en la unidad empresarial de base Santa María, ambas del municipio de Las Tunas, en las que se prioriza la actividad a partir de la gestión de sus directivos en busca de eficiencia y del crecimiento y buen estado general de la masa.
También, sobresale la finca La Aurora, de Puerto Padre, un centro dedicado a la ceba de toros sin piensos importados u otros productos industriales. Se limitan a alimentar las reses con la comida que cosechan en sus propias tierras y que garantiza un adecuado balance proteico en la nutrición de los animales.
Es evidente que la solución debe llegar de la propia mano de los ganaderos y no de costosas importaciones. La oportunidad puede estar en el período que se avecina, con la recuperación natural de los potreros y la siembra de varias especies de alimento animal. Incluso, con la implementación de varias medidas que benefician a los ganaderos; entre ellas, la añorada posibilidad de sacrificar una res, siempre que se cumplan determinados parámetros como el incremento del rebaño y el cumplimiento de los planes productivos.
Ya cesó el tiempo para lamentaciones y proyección de acciones. Corresponde actuar, como indicó Tapia Fonseca, para que en Las Tunas las reses no mueran por falta de comida y, por consiguiente, se incrementen las producciones de leche y carne.
Además de las áreas de pastos y forrajes, hay que apelar al mejoramiento genético de los animales mediante la inseminación artificial y a su protección frente a los delincuentes que muchas veces acechan en la oscuridad de la noche para burlar el esfuerzo de los tenentes de ganado.
