Imprimir
Visto: 2397

China EEUU

Beijing.- China confirmó hoy una reunión en Alaska entre sus jefes diplomáticos y los de Estados Unidos, que constituirá el primer contacto presencial de ambos gobiernos tras el comienzo de la gestión del presidente Joe Biden.

El Ministerio de Relaciones Exteriores detalló que será un 'diálogo estratégico' de alto nivel, sesionará el 18 y 19 de marzo y a Beijing lo representarán Yang Jiechi, director de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China, y el canciller Wang Yi.

Por la parte norteamericana estarán el secretario de Estado, Antony Blinken, y el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan.

Al anunciar el encuentro, la Cancillería llamó a Washington a examinar las relaciones bilaterales de manera objetiva y racional, abandonar la mentalidad de Guerra Fría y contribuir al mantenimiento de la paz.

Le exigió respeto a la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo de China, no interferir en sus asuntos internos y priorizar la cooperación por encima de las diferencias.

Asimismo, el Ministerio abogó porque los vínculos Beijing-Washington vuelvan al camino correcto de un desarrollo sano y estable.

Previo a este encuentro, solo hubo intercambios telefónicos entre los presidentes Xi Jinping y Biden, así como de Yang y Blinken.

La llegada del mandatario demócrata a la Casa Blanca supone para Estados Unidos y China otro panorama que permitiría voltear la página sobre cuatro años que hicieron mella en los lazos bilaterales, al punto de casi destapar una Guerra Fría.

Al menos así lo interpreta Beijing y sus autoridades incluso ven la oportunidad de acercamiento en frentes como la lucha contra el cambio climático, la pandemia de Covid-19 y la recuperación de la economía mundial.

La necesaria reconciliación entre la primera y segunda potencia del mundo es tema de análisis de dirigentes, politólogos, medios de prensa y debates organizados en China.

En todos los casos prevalece el llamado a Biden a manejar las diferencias, garantizar nexos estables y alejarse de la postura beligerante que caracterizó al gobierno de su antecesor, Donald Trump, y todavía defienden algunos políticos norteamericanos.

También, proponen un modelo centrado en la coexistencia pacífica y la cooperación mutuamente beneficiosa, al considerar que las dos naciones están ante nuevas oportunidades y desafíos.