donaciones2

Las Tunas.- El imperativo de salvar la vida de una amiga hizo que, por vez primera, hace 20 años atrás, Maxyuris Rodríguez Fernández donara su sangre. No se pudo entonces lograr el objetivo que la llevó a realizar ese acto, pero al cabo de los años, y tras extender su brazo en múltiples ocasiones, tiene la satisfacción y el mérito de haber contribuido a la salud de muchas personas.

Dice que el alimento espiritual para regresar una vez tras otra al Banco Provincial de Sangre es justo ese "ayudar al prójimo". Para ella, saber que su gesto humanitario ofrece una segunda oportunidad de vida a otros simboliza la mayor gratificación.

Gracias a seres como Maxyuris podemos ponerle rostro a la estadística de los más de ocho mil voluntarios que cotidianamente interpretan el noble acto. Esta tunera, que no se detiene a pensar que su gesto es obra precisada de cumbres, tiene, además, la seguridad de que ante un imprevisto de la vida, con ella siempre se podrá contar.

DONANTE DE SANGRE"Por suerte soy donante universal, suerte en un sentido, pero preocupación por otra parte. Suerte porque puedo salvar a todo el mundo, todo el que lo necesite puede contar conmigo, aunque si tengo un problema de salud solo admito recibir de igual grupo sanguíneo".

Las personas que son O negativo son muy especiales y minoría en la población mundial, rara avis con la posibilidad de transfundir a cualquier receptor, por lo cual son imprescindibles en situaciones de emergencia. Son los donantes selectos, los más buscados.

Así, con el apremio de una urgencia llegó un día hasta el hospital Guevara convocada por la familia ante la vida en riesgo de un vecino. No pudo entonces donar, le faltaban cuatro días para cumplir con los cuatro meses establecidos entre una donación y otra y su hemoglobina, paradoja que suele acompañarla, estaba baja y le impidió ofrecer el ansiado auxilio.

“Luego pregunté y el muchacho gracias a Dios estuvo bien", cuenta ahora a sabiendas de que a veces un hilo rojo, invisible, nos une a otras personas a quienes no podemos ponerles rostro o nombre; pero a las cuales podemos entregar una parte de nuestra existencia.

Acostumbrada a dar su sangre sin reparar en interés alguno, movida solo por el sentimiento de solidaridad, extiende el brazo sin precisar de filosofías mayores.

"Es un proceso sencillo y nada doloroso. Es humanismo, algo que nace de ti, que te hace sentir orgullosa y satisfecha. Es saber que puedes salvar a una persona. Le convoco a asistir al Banco de Sangre y sin temor alguno 'dar su granito de arena'", refiere convencida esta mujer generosa.

Para el que entrega, donar resulta un acto sencillo; en cambio, para aquel que recibe la donación es una acción de enorme trascendencia. En situaciones de fragilidad, riesgo, miedo, tensión… en los límites, siempre hay alguien o muchos a quienes agradecer la sobrevida.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), nueve de cada 10 personas necesitan, en algún momento de sus existencias ser transfundidas, aun cuando no se llegue a efectuar tal labor. Ante esos sucesos que suelen romper la normalidad, el statu quo, el equilibrio ante acontecimientos que sitúan la vida en riesgo, Maxyuri expresa: "Si tiene alguna situación y estoy a tiempo para donar, ayudar, salvar a alguien, cuente conmigo, trabajo en TunasVisión, allí me pueden encontrar".

 

Escribir un comentario

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Código de seguridad
Refescar