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Las Tunas.- Hace un tiempo atrás, en medio de una de sus rutinas diarias, con la mirada perdida allá debajo en los pastos marinos, Arsenio se llevó la mano al rostro al avistar cuatro ejemplares de manatí, de ellos una madre con cría, y no tener una cámara para inmortalizar el regreso del mamífero acuático a las costas manatienses.

Hoy, me cuenta Arsenio Cruz Rodríguez, director de la reserva ecológica La Isleta, que ya no es tan improbable para los que desandan esos lares encontrar algún ejemplar de vez en vez, sobre todo, en dúo, pastando tranquilamente en las costas que llevan su mismo nombre.

El especialista asegura que el regreso de estos animales formidables a la bahía se debe, principalmente, a la protección que se les ha propiciado desde los proyectos que desarrollan los especialistas del área protegida, quienes pretenden que los avistamientos sean cada vez más frecuentes y laboran para asegurarles el alimento necesario.

“En la Isleta siempre estamos inmersos en proyectos de conservación y en la búsqueda de otros. Actualmente nos enfrascamos en fomentar el manglar submarino y los pastos marinos -puntualiza Arsenio-, este último es el alimento del manatí, ellos entran a comer y tomar agua dulce.

“Queremos asegurar que el pasto marino sea abundante para que se desarrolle un ecosistema sólido a su alrededor. Tenemos la pretensión de poder filmar la madre manatí alimentando a sus crías, con fines educativos, para que los pobladores vean las costumbres de la especie y contribuyan con su protección. Afortunadamente podemos asegurar que en la última etapa han disminuido considerablemente los pescadores furtivos”.

Aquí se vela por el manatí, los cocodrilos, las aves acuáticas y otras tantas especies que tienen prioridad para los investigadores de la reserva ecológica. Gracias al financiamiento de Fonade y del Proyecto Ecovalor hoy cuentan con el instrumental necesario para perfeccionar sus rutinas productivas.

Actualmente trabajan en 10 parcelas de bosque con el fin del enriquecimiento y mejoramiento del área boscosa local. También procuran la protección de la barra de coral con la intención de restaurar las áreas dañadas, sembrando el coral en las partes en las que la barrera ha sufrido daños mecánicos, de manera tal que puedan frenar la fuerza del mar, sobre todo, en los eventos meteorológicos; y proveer de arena la playa.

El paso del huracán Ike por suelo manatiense dejó grandes afectaciones a la flora y la fauna del territorio. Gracias a los proyectos de conservación de La Isleta se han logrado subsanar los daños y actualmente el municipio ha podido restablecer los manglares, las dunas costeras y algunas especies autóctonas, como la uva caleta y la canavalia.