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Las Tunas.- Por primera vez en la historia Cuba no estará presente en el béisbol de los Juegos Olímpicos, tras ceder este martes 6x5 ante Canadá y quedar sin opciones de luchar por un boleto a los Juegos de Tokio, el próximo verano.

En apenas dos encuentros, el elenco antillano apuró sus chances de regresar al concierto estival, luego del revés del lunes por idéntico marcador frente a Venezuela. De esta manera, Cuba y Colombia (ambos eliminados) jugarán este miércoles un partido absolutamente anodino, mientras venezolanos y canadienses se disputarán el liderato del grupo con el boleto a la siguiente ronda asegurado.

La aventura olímpica, que había comenzado con el sonoro fracaso del Premier 12 en 2019, se acabó a las primeras de cambio en Florida, donde la pelota cubana evidenció cada una de las muchas carencias que la siguen lastrando: malos contactos en los momentos decisivos, costosas imprecisiones defensivas, y lanzadores de gran talento (lograron 14 ponches), pero que carecen del necesario comando para imponerse al más alto nivel (regalaron siete boletos y explotaron muy poco la zona gris del home plate).

A todo ello se suma la sensación de haber improvisado hasta el final, con cambios constantes de dirección en medio del ciclo olímpico y con la obstinada negativa de convocar a peloteros profesionales con los que se llegó a conversar recientemente, pero a los que en definitiva se les cerró la puerta de la Selección sin explicación ninguna.

Con semejante contexto, el desenlace no podía ser otro y los de la hoja de maple se robaron la arrancada ante los envíos de un Carlos Juan Viera desconocido, quien se fue en el mismo primer episodio luego de permitir tres carreras limpias y cuatro inatrapables. Al diestro tunero indudablemente le afectó la pausa de una hora y 45 minutos a causa de la lluvia, o quizás haya sido víctima de un eficaz ejercicio de scouting, luego de su muy buena actuación ante ese equipo en el Premier 12 del 2019.

Probablemente, una combinación de ambos factores haya provocado su temprana explosión, pues si por un lado se vio desconcentrado y sin demasiado dominio sobre sus envíos, también se hizo evidente que los bateadores norteños dejaron pasar una y otra vez los rompientes con los que hace dos años Viera les recetó siete ponches en 5.2 entradas.

Apenas en el primer capítulo, Armando Ferrer debió llamar al camagüeyano Yariel Rodríguez. Haciendo uso de su potente recta, el lanzador de los Dragones de Chunichi cerró el inning con ponche, el primero de los 11 que consiguió en sus 6.1 entradas de labor.

El agramontino regaló cuatro bases por bolas y permitió igual número de jits; uno de ellos del cuarto bate Connor Panas en el cuarto episodio que puso pizarra parcial de 4x0 y otro, un cuadrangular solitario de Michael Crouse en el séptimo. Aun así, la potencia vista en sus lanzamientos y las cualidades que lo han llevado a una liga tan competitiva como la japonesa, les dan la razón a las muchas voces que lo habían exigido como abridor del primer choque ante Venezuela.

Por la escuadra canadiense, el zurdo Ryan Kellogg trabajó 3.2 entradas sin carreras, espaciando cinco incogibles y con un único secreto: un 70 por ciento de strikes (38 de sus 54 envíos) que le facilitó mantenerse casi todo el tiempo por encima de sus rivales y lograr los outs claves ante una ofensiva cubana a la que atormentaron viejos fantasmas y otra vez se mostró extremadamente inoportuna.

El veterano Dustin Molleken, viejo conocido del elenco antillano, trabajó luego durante 2.1 entradas y permitió una anotación. En el final del quinto, Roel Santos abrió con doblete y Yadil Mujica conectó sencillo, pero de inmediato Yordanis Samón bateó para doble play y Lisbán Correa se ponchó, para dejar la producción en una solitaria carrera.

Aunque con nombres distintos (Samón-Despaigne-Cepeda, ayer; Samón-Correa-Alarcón, hoy), en sus dos presentaciones la tanda gruesa cubana ha bateado de 24-3, con solo una carrera impulsada: la que produjo Samón en el final del séptimo acto, cuando par de errores de la defensa canadiense permitieron que Cuba fabricara dos anotaciones ante el relevista zurdo Evan Rutckyj y dejara el marcador en 5x3.

Para el octavo fue llamado al box del Clover Park el zurdo Liván Moinelo y el pinareño volvió a quedar en deuda con la Selección Nacional, al permitir una carrera lapidaria para las aspiraciones del equipo de Armando Ferrer. Moinelo abrió la entrada regalando un boleto fatal, que fue acompañado por un passed ball de Alarcón, y un sencillo remolcador de Jacob Robson (6x3) sobre el que no estuvo bien el antesalista Dayán García.

En una más de sus decisiones de difícil sustento, Ferrer mantuvo a Moinelo en el montículo y lo obligó a facturar dos outs del noveno inning, antes de apelar al cerrador Raidel Martínez.

Otro matador, el experimentado Scott Mathieson tiró 1.2 entradas y permitió una anotación en la novena, remolcada por elevado de sacrificio del emergente Fréderich Cepeda. El veloz John Axford, tras complicarse con un error en tiro que dejó la desventaja en solo una carrera, se compuso y concretó el salvamento ponchando a Lisbán Correa.

La riquísima historia olímpica del béisbol antillano se ve así interrumpida de plano, luego de tres títulos (Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Atenas 2004) y par de segundos lugares (Sídney 2000 y Beijing 2008). El nuevo accidente, enésimo en la última década, mantiene en caída libre al deporte preferido de una Isla que transpira béisbol, pero que tendrá que seguir esperando por cambios de todo tipo que rescaten la gran pasión de los cubanos.