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pelotaLas Tunas.- A poco más de una semana del arranque de la 61 Serie Nacional, el Congresillo Técnico de la competencia acaba de dejar varias notas de interés para especialistas y aficionados: la restricción al menos a la mitad de la entrada de público a los estadios, determinada por la Covid-19; la posibilidad de juegos nocturnos donde existan condiciones para hacerlos; y un proyecto de torneo selectivo con una fórmula que podría apuntar a otro fracaso descomunal.

Por el momento, a pesar de la situación epidemiológica del país y de las afectaciones que han sufrido equipos como Las Tunas y Holguín, el inicio de la nueva temporada fue ratificado para el 23 de enero, cuando en el estadio Mártires de Barbados Matanzas y Granma reediten la final del año pasado. Mantener el calendario como estaba previsto debe ser una de las premisas de la serie, a tono con la intención de convivir con el virus, mientras se intenta erradicarlo.

Igualmente, como consecuencia de la enfermedad, trascendió que los partidos se efectuarán por el momento únicamente en los estadios de las cabeceras provinciales. Se trata de evitar traslados que expongan aún más la salud del amplio grupo de personas que se mueve habitualmente a los encuentros con sede en los municipios.

Mucho menos lógica parece la medida de que cada provincia determine el nuevo precio de las entradas, algo que podría causar todo tipo de problemas en breve. También será prerrogativa de cada territorio el efectuar o no choques nocturnos, en dependencia de las condiciones del alumbrado artificial de sus instalaciones y de la disponibilidad energética que tengan.

Por el terreno de las decisiones incomprensibles se mueve la rígida disposición de que cada equipo podrá contar únicamente con los 40 peloteros que acaban de ser inscritos para toda la temporada. En tiempos de pandemia y viniendo de experiencias como las de los play off de la 60 Serie Nacional, no se puede descartar que alguno de los elencos pudiera ver contagiados de golpe, digamos, a 20 o 30 de sus atletas. Ciertamente, es un ejemplo extremo, aunque no descabellado. ¿Qué pasaría entonces?

Pero, mucho más desastrosa podría ser la fórmula que se anuncia para el tan esperado torneo selectivo de fines de año, una competición que seguramente concentrará la calidad, pero que en materia de espectáculo apunta al esperpento.

Según acaban de anunciar las autoridades del béisbol cubano (el presidente de la Federación se conocerá a finales de mes), esa lid élite enrolaría al campeón de la 61 Serie (con refuerzos), la selección nacional Sub-23 y otros cuatro elencos, aún sin nombres y que, se intuye, podrían responder a criterios geográficos para su conformación.

Se trata de un verdadero Frankenstein, que incluso hace parecer buenas ideas poco felices como la extinta Copa Revolución. Una iniciativa que podría ser letal para los intereses de la muy sufrida pelota cubana. Por suerte, es todavía una propuesta y, por tanto, queda tiempo para que se lo piensen mejor.

*Con información de Carlos A. Hernández Luján