parque eólico

Las Tunas.- Trabajar en equipo es una premisa que tienen los que laboran en la construcción del parque eólico La Herradura 1 en el municipio de Jesús Menéndez. Ellos en su vorágine no tienen la real noción del paso de las jornadas, solo saben que llega el día, la noche y que, a la mañana siguiente, deben continuar con el próximo montaje.

Así lo siente el grupo liderado por José Antonio Sosías Welman, jefe de la brigada de construcción de Conalza, quien tiene a su mando 17 hombres que se desempeñan en funciones desde la carpintería hasta la soldadura. Ellos, en medio de aquel terreno solitario, acompañados únicamente por la naturaleza de los parajes cercanos a la playa, solo poseen como remedio reír y de vez en cuando lanzar un pasillo de baile al azar.

Sosias dayanaSosías.Sosías, como todos los conocen en sus 40 años de labor en la empresa, sabe que la responsabilidad de esa tropa es mayor que la que sus bisoños miembros imaginan, porque el hecho de comenzar la faena y no tener una hora para cuándo acabar, dice mucho de quiénes son y cuál es su verdadera misión allí.

"Ya hemos hecho 22 bases, y no es la primera vez que nos sometemos a una obra de tal tipo, pero esta es la de mayor envergadura, la más complicada y en mis 40 años de trabajo nunca había estado en un terreno como este, trabajando por debajo del manto freático.

"Es una experiencia única, para aquel que de verdad ama su trabajo, y en serio siente ese compromiso, porque cuando yo inicié como ayudante de albañil era como estos muchachos, libre de responsabilidad hasta que sentí la necesidad de superarme, pasé cursos y así llegué a ser jefe de una brigada entera".

Se trata, sin dudas, de una tarea que no cualquiera puede asumir, Sosías lo logra por el apoyo constante de su familia, que está consciente del valor del esfuerzo de tan querido integrante. Él se empeña y aunque ser exigente resulta algo que lo caracteriza, no pierde su lado sensible.

"Mi trabajo me gusta y para eso tengo que tener buena relación con mis compañeros. A veces les halo las orejas, y ellos saben que no estoy exigiendo de más. Siempre, después de un regaño, les lanzo una jarana para que se relaje el ambiente nuevamente", dice él con total complicidad.

"Hace cuatro años estoy en el parque eólico, con este equipo de obreros, algunos se han ido, porque de verdad es una tarea de mucho sacrificio, no faltan los que van y vienen, y otros sí se quedan al pie del cañón sin temor a nada, ni al sol insoportable, ni a las interminables horas de actividad constructiva.

"A pesar de todo, los que mejor se han portado, los más valientes, han sido los jóvenes, me gusta trabajar con ellos, y aquí son mayoría. A los experimentados nos toca transmitirles los conocimientos y la idea de que sí, es una faena dura, pero Cuba merece ese sacrificio, esta energía le es vital".

Y con esos mismos pensamientos, pero con menos "kilómetros recorridos" dentro de la obra constructiva, anda Edilberto Arnedo Leyva, especialista A en Redes y Sistemas y que está al frente de la ejecución por la inversión.
"Nosotros salimos de la casa a las 6:00 de la mañana para venir a pegarnos al surco como diría un campesino, pero nuestra batalla es aquí, donde nadie puede ir a comerse un bocadito, ni a tomarse un refresco para distraerse, porque eso en estos parajes no se ve.obreros del parque eólico

"Contamos con la alimentación que nos garantiza la Empresa Eléctrica, y con las fuerzas que recopilamos nos pasamos a veces ocho, nueve y hasta 10 horas enfrascados en la misión del día sin parar a nada. Siempre estamos aquí. Y la mayor parte del tiempo al sol porque no hay prácticamente ni una oficina".

Descubrir este lugar es algo increíble, en medio de la nada; por una calle por la que perfectamente pasan vacas como dueñas de casa, ahí están ellos, dando lo mejor de sí solo por tener la gratificación de que hicieron algo por ayudar a mejorar la obra de la Revolución.

Por estos días sus esfuerzos se duplican, pues para diciembre se planificó una programación de trabajo fuerte, y marchan al 97 por ciento de cumplimiento.

"Se está acabando el año y nosotros no nos hemos dado y las familias menos; allá en la casa, por esa parte, todos tenemos la ventaja de contar con apoyo, porque hay conciencia de lo que estamos haciendo.

"Yo salí de mi casa y mi esposa se quedó sola, pero ella sabe que yo no voy a regresar hasta pasadas las 7:00 de la mañana del día siguiente porque aquí se trabaja por la noche, para bien de la fundición. Por lo tanto, las horas que estemos hundiendo ese cimiento vamos a estar en nuestro puesto, no sabemos si hasta las 3:00, las 4:00 o las 7:00 de la mañana, pero de aquí no nos ha podido mover ni siquiera el fin de año".

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