Foto Ismael Francisco Cubadebate. 1
Las Tunas.- Por estos días, en algunas redes sociales, varias personas comparten un pedido de respeto por las palomas mensajeras que pudieran detenerse a descansar o a alimentarse durante su trayecto, de un extremo a otro de Cuba, como parte de un evento de los colombófilos.

En esas palabras solicitan que las dejen continuar el camino, pues sus dueños las esperan. Y eso, más que satisfacer la solicitud de una o varias personas, sería lo justo; en primer lugar porque los animales son ajenos y también porque detrás de cada vuelo hay un enorme esfuerzo en la alimentación y los entrenamientos.
Lo que ocurre actualmente durante las competencias y las exhibiciones de palomas mensajeras no es un fenómeno nuevo; sino que data desde hace años y ha sido un reclamo constante de los criadores, no solo de los tuneros, sino de todo el país porque en cada oportunidad, las pérdidas son significativas.
Explican algunos miembros de la Federación Colombófila de Cuba que hay cazadores legales e ilegales que aprovechan las travesías para apropiarse de las aves, a pesar de estar anilladas y con su identificación. El propósito puede ser la propia crianza o su sacrificio.
Ponen trampas en las orillas de los espejos de agua, las lastiman con tirapiedras y las hacen víctimas de un montón de agresiones más. Algunos hasta las venden en redes sociales, con total impunidad. O las dañan y abandonan a su suerte, sin poder volar ni gestionarse la comida.
Incluso, se sabe de hechos en los que se hace caso omiso de la Ley de Bienestar Animal (aprobada recientemente), pues el maltrato va hasta la amputación de una patica para retirar el sello o la banda de vuelo que identifica que son aves competidoras.
En la protección de las palomas; incluso, de las no competidoras, se requiere de la colaboración ciudadana y de un poco de empatía y respeto por el prójimo. Ejemplos sobran de la voluntad de excelentes seres humanos por darles abrigo para que recuperen las energías perdidas durante el vuelo.
Y también sobresalen las acciones de los colombófilos, quienes enseñan que más que un dinero, el animal vale por su historia, por lo que representa para este pueblo, por su empleo como mensajera y porque en su salud general está la belleza de la vida, que triunfa sobre los seres inescrupulosos.

 

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