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Las Tunas.- Una taza de café, humeante y oloroso gusta a la mayoría de los cubanos; mas para disfrutarla hay que esforzarse mucho porque los altos precios del mercado mundial no son la mejor opción para los bolsillos de la economía nacional.

Por eso hay que buscar la solución aquí, en estas tierras no siempre fértiles, a las que les faltan muchísimos recursos. Sin embargo, tienen lo más importante: las personas empeñadas en lograrlo, la tecnología, los clones que se adaptan a nuestro clima y la sabiduría que dan la academia y la práctica.

cafe amancio yenima 7En la provincia de Las Tunas no hubo titubeos cuando se habló de extender el desarrollo cafetalero -tradicionalmente en las montañas- al llano. A la Empresa Agroforestal se le unió el mejor de los aliados, el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), y juntos iniciaron la transformación de La Yolanda, una comunidad del municipio de Amancio.

Al teniente coronel Miguel Verdecia Valdespino, jefe de la Jefatura Territorial del EJT, lo acompaña gran experiencia en los cafetales de Granma y sabe cada detalle de la siembra, el manejo de la sombra, la frecuencia del riego, el rendimiento, la distancia entre posturas…

Escucharlo es una clase de Agronomía y de compromisos porque, tal como explica las particularidades del polo cafetalero, transmite a los soldados sus conocimientos y no duda en enseñarles de manera práctica, con un azadón o un machete.

“Se trata de un amplio programa de desarrollo que se extenderá hasta el año 2030 y que contempla 200 hectáreas, cuyas producciones se destinarán, fundamentalmente, a la sustitución de importaciones. Todavía no hay plan; pero se prevé sembrar cinco hectáreas antes de que termine el 2021.

“Ya el camino está iniciado, pues plantamos una hectárea y por suerte tienen buena vitalidad los mil 111 cafetos. Trabajamos con tecnología vietnamita y dos clones de la variedad Robusta, que se adaptan bien a las características climáticas del territorio, aunque hay que mantener todos los cuidados.

cafe amancio yenima 4“Este es un cultivo muy técnico, que necesita atenciones culturales estacionales como la poda, la regulación de sombra, el deshije y la cosecha. También requiere 22 kilogramos de materia orgánica en cada hueco y un efectivo control frente a las plagas y enfermedades, con prioridad para la roya, los ácaros y la broca”.

La Empresa Agroforestal también desempeña importantes funciones en el fomento del café en el llano, con un asesoramiento constante para que todo se haga de acuerdo al instructivo técnico de ese cultivo, muy exigente desde el punto de vista especializado.

Bien lo sabe Nelson Ronda Ronda, especialista para el Programa de Desarrollo Cafetalero en la entidad, quien ha llegado varias veces a "La Yolanda" para velar metodológicamente porque las cosas salgan bien. Y ha regresado a la ciudad de Las Tunas satisfecho.

“Es evidente que hay un conocimiento sobre el cultivo y ya se ve la luz en ese gran camino. Esta primera hectárea que se ha plantado es el inicio de un ambicioso proyecto y responde a la medida 23 del amplio paquete aprobado por el Gobierno cubano para impulsar las producciones agropecuarias.

“A partir del próximo año y hasta el 2030, serán 20 hectáreas en cada almanaque, lo que es posible, pues hay una fuerza de trabajo estable y porque actualmente se acomete la instalación de un sistema de riego estacionario con el que se favorecerán los cultivos.

“En un futuro no muy lejano, la provincia tratará de insertarse entre los territorios cafetaleros del país. Y otro aspecto positivo es que, aparejado a ello, se impulsa la producción de alimentos”.

Le sobra razón porque en la comunidad amanciera la vista se pierde entre extensos maizales y otras áreas sembradas de boniato, melón, yuca, calabaza china, fruta bomba y pepino, entre otras variedades, las que fortalecen la dieta de los soldados y de la población del municipio y la provincia.

Detrás de esos resultados está la mano y la voz de mando de una mujer, la primer teniente Daimi Ventosa Macey, una ingeniera agrónoma que está en las Fuerzas Armadas Revolucionarias desde hace cinco años y que, en apenas unos meses de trabajo en ese lugar ha demostrado su valía.

Está al frente del campamento La Yolanda y a la vez es la jefa de Compañía. En ambas actividades se desenvuelve muy bien y disfruta del sol sobre su cuerpo en medio de los sembrados, pues es una oportunidad para consolidar los conocimientos adquiridos en la Universidad y aprehender otros.

“Veo los resultados y me motiva mucho. Del café conocí poco durante la etapa de estudiante y he tenido que aprender todos los días algo nuevo sobre los cultivos que lo benefician, lo que le hace daño, cómo puedo favorecerlo, cada qué tiempo le toca el riego…

“Ahora puedo decir que es muy constante, lleva trabajo y dedicación; pero, entre todos, lo vamos a lograr. Estamos usando el plátano y la higuereta como plantas cobertoras para garantizar la sombra y hasta ahora los cafetos van bien, cumpliendo con el ciclo de su crecimiento.

“Además de la hectárea ya sembrada, tenemos tres roturadas mediante la tracción animal y se espera la máquina hoyadora para comenzar la plantación de las posturas. En la hectárea restante se realiza chapea manual para eliminar la hierba existente.

“Tratamos de fomentar los cultivos de ciclos cortos y los buenos rendimientos que tenemos este año también responden a la aplicación de técnicas agroecológicas como la cobertura del suelo con restos de cosechas y el control de plagas por vías naturales con matacallos, el árbol del nim y otras plantas repelentes”.

LOS SOLDADOS, OTROS PROTAGONISTAS DE LOS FUTUROS CAFETALES TUNEROS

Incorporarse al Servicio Militar Activo es un deber de todos los jóvenes cubanos para defender la Patria tanto con las armas, si fuera necesario, como con diferentes insumos agrícolas para hacer parir la tierra y extraer de ella alimentos para el pueblo.

Ese es el caso de los que integran el EJT, quienes suelen pasar el día en medio del campo, desafiando al sol y abonando la tierra con su sudor; pero, satisfechos por su aporte a la producción de alimentos y porque reciben remuneración financiera por su esfuerzo.

“Los jóvenes están contentos -asegura Ventosa Macey-, pues se insertan a las labores con un salario básico mensual de dos mil 540 pesos. Ellos trabajan a destajo y ganan por lo que hacen; incluso, se les da estimulación, en dependencia de los resultados de la finca.

“El campamento era un centro penitenciario y se ha trabajado en el mejoramiento de sus condiciones, especialmente en el comedor y los cuartos. Tienen televisor y medios de recreación, reciben pases para visitar a los familiares, se les da vestuario y aseo y, de manera general, están conformes”.

cafe amancio yenima 1Alain Ge Santoya. Alain Ge Santoya, residente en el municipio de Jobabo, es de poco hablar; pero, refiere sentirse bien porque “esto enseña mucho para el trabajo y puede ser de ayuda por si un día uno tiene una finca. Vivo en el pueblo y ahora aprendo para el futuro.

“Mi disciplina es buena, trabajo mucho para ganarme el pase y poder ver y ayudar a mi familia todos los fines de semana”.

En términos parecidos se expresa Miguel Toledo Rosales, quien vive en esta ciudad y reconoce que “hay buena disciplina y he aprendido mucho, me siento orgulloso de estar aquí, apoyando esta obra.

“Sé sembrar café, cuidar las posturas, y atender otros cultivos. Gano dinero por ello y así ayudo en mi casa, además de darme algún gusto, como joven que soy”.

Inmersos en muchas faenas pasan sus días los muchachos del EJT, guiados por las manos sabias de sus superiores y preparándose para el futuro, regalando a quienes los ven, una hermosa imagen de sus cuerpos sobre la tierra y haciendo crecer las plantas de café que hoy se protegen del sol en diminutos conucos.
Los frutos de esos mismos cafetos, cuatro o cinco años después, endulzarán los paladares de muchos tuneros y entonces sí, la obra estará completa.

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