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Las Tunas.- Productores del municipio de Manatí, en el norte de Las Tunas, son beneficiados con recursos y asesoramiento técnico, a través de un plan de acción para mitigar los efectos de la sequía en ese territorio, con asesoramiento técnico y logístico en busca del desarrollo agropecuario y el fomento de un sistema alimentario sostenible en las diversas comunidades donde se ubican.

Oleidis Oliva Reyes y Leodan Peña Martínez comparten, más allá del seno familiar, el arte de cultivar la tierra y hacerla producir a pesar de las malas particularidades de un suelo arcilloso, en uno de los municipios más secos de Cuba.

Ellos cuentan con el acompañamiento de especialistas del Proyecto Fortalecimiento de la resiliencia del sistema alimentario local a los desastres naturales y al cambio climático, con un enfoque nutricional para suministrar alimentos a las redes de protección social (Koika), con la coordinación del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Sus fincas, afiliadas a la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) 13 de Marzo, recibieron desde finales del 2023 un motocultor y dos sistemas de riego, que favorecen el incremento de las cosechas y la crianza de ganado menor, además de potenciar otras variantes como la acuicultura.

Tenemos la misión de entregar unos 139 kilogramos de productos alimenticios cada mes a varios centros sociales, entre los que se incluyen dos Sistemas de Atención a la Familia en la zonas de Tasajeras y Las Catalinas, un mercado de nuevo tipo y una escuela en el pueblo de Manatí, refirió el productor a la Agencia Cubana de Noticias

Estos combos, agregó, se conforman de una forma balanceada entre ambas fincas con alimentos diversos que responden a necesidades proteicas con la entrega no solo de ensaladas, granos y viandas, sino también de huevos, carne de ovejo y pescado.

Las tierras de Leodan y Oleidis, a unos 14 kilómetros del centro urbano, comprenden cerca de 70 hectáreas, en las que es visible una amplia diversidad de cultivos y el desarrollo de técnicas más resilientes al cambio climático, desde el uso de fuerza de tracción animal hasta la existencia de sistemas de riego con paneles solares.

"Aquí hay que trabajar y hacerlo fuerte, pero vale la pena; los suelos no son buenos, pero producen y eso es lo que importa", aseguró la campesina.

Desde hace cinco años, Koica y el PMA contribuyen a transformar allí las técnicas en el uso de los recursos, con una óptima y acertada utilización del suelo y el agua, además de viabilizar la entrega de las cosechas hasta los centros sociales y garantizar la capacitación oportuna y necesaria de los productores.

Koica y el PMA son rectores en el norteño territorio de las acciones por alcanzar un sistema alimentario justo, a partir del desarrollo de las fuerzas productivas, con un enfoque sostenible y resiliente, que garantice el autoabastecimiento local y la protección de grupos sociales vulnerables.

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