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karel medicoTunero Turin

Turín, Italia.- Siempre quiso ser médico, pero hubo un instante en que pudo haberse desviado hacia otros menesteres. Karel Peña González tiene 31 años, es médico, especialista en Anestesiología y Reanimación, y trabaja en el hospital Ernesto Guevara de Las Tunas. Soltero, sin hijos. Vive con su mamá, de 71 años, y no tiene hermanos. Ella lo crio sola, y no fue fácil. “Mi mamá pasó mucho trabajo -me cuenta-, hizo muchas cosas, y yo hacía mis trabajitos, ayudaba a mis primos en el campo y me pagaban, tuve un tío que se preocupó bastante por mí. Me crié en el campo, en una finca, era una familia de agricultores. Después, con la que fue mi esposa, que hoy es estomatóloga, trabajamos un pedazo de tierra, porque queríamos ser independientes mientras estudiábamos. Siempre quise ayudar a mi mamá, quitarle responsabilidades, aunque en la escuela de Medicina se necesita poco, te lo daban todo, comida, libros, uniformes, gastabas menos ropa, pero sí, siempre hay necesidades. Ahora soy médico, y tengo un salario estable”.

No fue un estudiante modelo en el Pre, aunque sacaba buenas notas. Y en algún momento, quiso tomar un camino más corto, pero el destino lo detuvo: se apuntó como trabajador social, y su fama de indisciplinado, bien ganada entonces, lo hizo parecer un mal candidato. “Al final, me hicieron un favor, porque al año siguiente solicité Medicina, había finalizado con muy buenas notas, me llegó la carrera y la hice sin tropiezos, y de manera automática obtuve la residencia en Anestesia, en la que ya había hecho ayudantía”.

No fue suerte, él construyó la suya. Aprovechó las oportunidades que le brindaron. En el 2017, cuando cursaba el cuarto año de su residencia, prestó servicios por seis meses en Venezuela, en el Estado de Zulia. “En Venezuela dejé muchos amigos -recuerda-, aún conservo esas amistades, el coordinador, oriundo de Caimanera, es tremenda persona, hicimos una buena amistad, y también venezolanos, que son más parecidos a nosotros que los europeos. Hicimos más de 250 cirugías. Lo más importante de esa misión fue la experiencia que adquirí -porque tuve que trabajar solo-, las amistades que dejé, conocer el Estado de Zulia, parte de Venezuela, su historia”. Su mamá sufrió esa separación. Eran días difíciles, el Gobierno bolivariano enfrentaba una fuerte arremetida por parte de una contrarrevolución pagada y conducida por los Estados Unidos, que ejecutaba guarimbas, y linchamientos públicos. Enfermó de los nervios.

Cuando lo llamaron para preguntarle si accedía a cumplir otra misión, estaba en "Amancio", un municipio distante de Las Tunas en más de 100 kilómetros. Tuvo que regresar antes de lo planificado, porque al día siguiente un taxi llegaría hasta la puerta de su casa para recogerlo. Lo que entonces se decía de la pandemia en Italia era terrible, entre 600 y 800 muertos diarios, “imagínate, cuando yo le digo a mi Mamá que me voy para Italia, abrió así los ojos, pero no dijo nada”. Fue casi la última persona en incorporarse a la brigada (el último fui yo).

“Aquí la experiencia médica ha sido muy enriquecedora. He tenido la posibilidad de compararme con ellos, siempre comentamos si somos o no buenos médicos, qué nos falta y qué nos sobra en Cuba; pude compararme con médicos del Primer Mundo, que hacen la Medicina con más tecnología, con más economía que nosotros, y llegué a la conclusión de que somos muy buenos médicos con lo que tenemos, somos médicos que palpamos mucho a los pacientes y ellos se sienten muy agradecidos, se sorprenden porque no lo esperan, y en estos meses han incorporado un poco esta manera de hacer la Medicina al trabajo de ellos. He aprendido algo de las nuevas tecnologías, ese conocimiento lo incorporamos bastante bien. Aquí en Turín se dejan amigos, hay una comunidad grande de cubano-italianos preocupada por nosotros. Dejo muchas amistades italianas, los médicos jóvenes que trabajaron con nosotros, tenemos muy buenas relaciones con todos”.

Entonces le comento sobre la percepción que existe en Cuba de los médicos y enfermeros cubanos en Italia: “Ya vimos cómo recibieron a los de Crema, a veces uno cree que hace menos y la gente ve otra cosa, cuando te adaptas al trabajo de todos los días dices, bueno, estamos haciendo nuestro trabajo, la única particularidad es que todos nuestros pacientes positivos de la Covid-19, eso es lo que la gente ve como una heroicidad, el riesgo que estás corriendo… Pero sí, de cualquier manera, que nos reciban lo vamos a agradecer. Por lo menos yo, y creo que es el sentir de todos los compañeros, ya queremos estar en la Patria, volver a estar con la familia”.