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Las Tunas.- La mirada de Julián advierte preocupación, pesar. Más de 80 años sobre las espaldas le ciñen ahora a pasos muy cortos, obligadas siestas diurnas y un bastón de madera como extensión de su brazo izquierdo. No es el único que tiene el brillo de exaltación desbordando por los ojos, pero sí el primero que conversa con 26 y expone sus preocupaciones sobre el ordenamiento económico.

“Yo tengo una chequera con la que me alcanza para vivir, la verdad no hago grandes gastos, salvo el café que no puede faltarme varias veces al día. Hace años que busco el almuerzo y la comida al “mercadito de la familia”. Muchas veces lo que llevo en la cazuela no posee ni la mínima calidad, pero antes era barato y uno no echaba a verlo; ahora con un precio más alto no debería ser igual.

“He escuchado lo que dicen en la Mesa Redonda y los programas locales, y aún me preocupa qué se va hacer para garantizar la cocción de los alimentos como corresponde. Me pregunto si ya no vamos a recibir el pollo o la carne de cerdo que nos ofertaban en algunas ocasiones porque en ese caso subiría demasiado el precio”.

Roberto Peña expone que su situación resulta más compleja. Muestra un papelito con sus cuentas personales y asegura que “los números no dan. Me parece que los precios no están acorde a nuestras entradas. La sopa tiene cuatro fideos y vale más de tres pesos, eso es muy caro. No todos los viejitos tenemos las mismas condiciones. La chequera no cubre la totalidad de las necesidades, yo también me debo pelar, afeitar, arreglar mi bicicleta, comprarle una goma una vez al año. Ya decidí que solo voy a poder almorzar o comer, no las dos cosas”- agrega el anciano.

saf1REALIDADES… PUERTAS ADENTRO
Las dudas de Julián y Roberto se multiplican en muchos hogares tuneros. La provincia ha experimentado una reducción considerable de los comensales adscritos a esta modalidad desde que inició enero y, por ende, el ordenamiento económico con el consabido proceso cambiario.

En el SAF El Algarrobo, envuelta en una amalgama de humo, la cocinera Lourdes Ávila comenta sobre las limitaciones que enfrentan a la hora de confeccionar un buen menú.

“La calidad de la comida no es la mejor. Hay pocos ingredientes, incluso muchas veces traemos nosotros de la casa algún cebollín o ajo con el fin de mejorar la sazón. Ahora mismo lo único que tenemos es colorante.

“Todos los días empiezo a cocinar aproximadamente a las 6:00 de la mañana para que el almuerzo esté listo a las 11:00. Me toca lidiar con el carbón que hace más difícil el trabajo. Escucho a los ancianos hablar y principalmente se quejan de la poca variedad de platos fuertes, más que de la calidad o el precio”.

Guillermo González, administrador de la Unidad, corrobora los comentarios de Lourdes y puntualiza que con la flexibilización de las leyes ellos pueden comprar directamente a las formas productivas, pero en este momento no cuentan con el aumento necesario de los fondos para enfrentarse a los precios de mercado.

“De nuestra plantilla de 23 comensales solo asisten 13 en el almuerzo y 11 en la comida- agregó Guillermo-. Hay tres bajas temporales y seguimos conversando con los beneficiados para que acudan y consuman lo que desean, sin presiones”.

En el mercadito de La Feria la afluencia de abuelitos también se ha visto disminuida. Roberto Nápoles Ruz, administrador del lugar, aseguró que de la plantilla de 148 concurren por estos días de 60 a 80.

“La trabajadora social está visitando a los favorecidos casa a casa. Muchos han referido que no les alcanza el dinero y solo pueden venir esporádicamente. Reclaman sobre todo los precios de las sopas y los potajes, aunque nosotros intentamos que los tables oscilen por debajo de los 18 pesos. Con respecto a la calidad no tenemos quejas, con los fondos existentes hemos comprado yuca, calabaza, especias…”, ratificó Roberto.

A las afueras del SAF varios longevos discrepan sobre este particular. Israel Cutiño comentó que a veces se lleva la comida para mejorarla en su domicilio porque de otra manera no consigue ingerirla.

“En estos días ha tenido un mejor saborcito, pero todavía le falta mucho... Y además es muy poca. Nos dan demasiada yuca dura, que los viejitos sin dientes no podemos consumir. Al principio vine a coger la comida obligado, pues entendimos que si no veníamos perderíamos el beneficio. Hace poco nos informaron que no, que en el momento que deseáramos nuestra alimentación estaba asegurada”.

CON EL COMPROMISO DE MEJORARsaf3

Luis Manuel Páez, director de Gastronomía del Grupo Empresarial de Comercio en la provincia, comentó a este semanario que los SAF son prioridad para el Grupo y se les ha explicado a los comensales que el aumento de su nueva chequera obedeció justamente a que se elevarían los costos de los alimentos.

“Ciertamente lo que más exigen es que se eleve la calidad de los mismos, y lo hacen con toda razón. Tenemos que admitir que en estos momentos no disponemos de materias primas, como puré, tomate y especias variadas. Nuestro principal objetivo es lograr estos abastecimientos para seguir protegiendo a la tercera edad.

“Los alimentos destinados a ese programa son centralizados y no tendrán variación. En la provincia se reciben alrededor de 3.8 toneladas de carne al mes, 1.3 de vísceras, más de 3.3 de pescados, y alrededor de seis toneladas de otras carnes. Por supuesto, se recibe una cuantiosa cantidad de huevos porque se distribuye en 21 frecuencias al mes.

“En la conformación de los nuevos “tables” hemos previsto que entre almuerzo y comida no excedan los 26 pesos. No significa que no se mantendrá la oferta de pollo frito el día que corresponda o de carne de cerdo, solo se intentará balancear los costos entre ambas cenas.

“Otra variante que se ha adoptado es extender las carnes y confeccionarlas en arroz o sopas, y así también bajamos los precios. De cualquier manera, la calidad tiene que ser una garantía y hay que conversar con esas personas y preguntarles cómo prefieren los productos, qué es lo que van a consumir y qué no”.

RETOS DEL FUTURO PRÓXIMO
La provincia cuenta actualmente con alrededor de cuatro mil 82 beneficiarios del SAF. Su asistencia a los “mercaditos” últimamente se ha comportado entre un 62 y un 64 por ciento. La gastronomía ha puesto sus metas en avalar la calidad del servicio, aunque aún no se ha materializado el propósito.

Para alcanzarlo deberá lograrse con premura una imbricación entre las máximas autoridades, distribuidores, administrativos y personal de cocina, de forma tal que el menú que consuman los “abuelos” cuente no solo con el balance proteico, sino que sean elaborados con las materias primas requeridas.

Los SAF son mucho más que “comedores baratos”. Para Julián, Roberto e Israel devienen espacio familiar e imprescindible. En los momentos actuales la vitalidad de estas unidades cobra una importancia singular, así como el objetivo con el que fueron creadas: proteger a los segmentos de menores ingresos económicos con precios razonables. Mantener esta premisa es también una manera de velar porque una buena parte de la tercera edad, transcurra sin contratiempos.

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