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Las Tunas.- “A mí nadie me va a confundir”, dice Edelmario Batista Mateo con absoluta firmeza. Este joven chofer de 27 años de edad labora en la Base de Taxis Las Tunas, una entidad con indiscutible protagonismo en el enfrentamiento a la pandemia y en la prestación de otros sensibles servicios, como el auxilio a los pacientes necesitados de hemodiálisis.

Los enemigos ideológicos de la Revolución hacen mil artimañas para arrastrar a la juventud tras los cantos de sirenas que la llevaría, irremediablemente, al neoliberalismo, una maquillada versión del capitalismo que ya hasta sus ideólogos reconocen como un fracaso.

Y Edelmario lo sabe y se pronuncia: “Ellos están tratando de confundir al pueblo, aprovechando los problemas de la pandemia y otras necesidades no resueltas, fundamentalmente por culpa del bloqueo y la crisis que tenemos, para decir que hace falta un cambio de sistema”, comenta.

Pero él, como la mayoría de los cubanos saben de la hostilidad perenne del imperio y su obstinado afán hegemónico y “a mí nadie me va a convencer”, lo reitera y confirma que no se siente representado por esos jóvenes que participan en los disturbios, muchos de ellos con un historial delictivo que nada tiene que ver con las oportunidades brindadas por la Revolución.

Para Edelmario, “los que instigan son gente ignorante, vagos, que les gusta la vida fácil, que quieren tener un yate, que no han estudiado, que han dejado las escuelas… Van tras esos sueños que les pintan desde allá (EE.UU). Esos son los que encabezan esas manifestaciones. Se embullan porque les pagan”, argumenta.

Está convencido de la necesidad de que “nuestra juventud salga a las calles -como lo está haciendo- no a hacerle el juego a la violencia, sino a tratar de convencerlos para que cambien esa actitud agresiva. Estoy seguro de que la Revolución puede contar con la inmensa mayoría de la juventud que ha formado para enfrentar estos problemas y salir adelante, venciendo los obstáculos del bloqueo y la pandemia”.

“A mí me pueden llamar a las 3:00 de la mañana, a cualquier hora, y pedirme que lleve a un médico a Matanzas, a un paciente al hospital. Estoy listo para cumplir cualquier tarea y donde haga falta en defensa de la Revolución y la Salud.

“Esa actitud la aprendí desde que nací. Luego en la escuela con el estudio de nuestra historia, crecí y me fui formando en esos principios”, resume.

No son meras palabras, para sus compañeros de faenas, Edelmario Batista Mateo no es de mucho hablar, “él prefiere hacer, nunca pone excusas para cumplir las tareas y a cualquier hora, de noche, de madrugada… responde solícito a las llamadas, del trabajo, de un vecino enfermo…”.

Edelmario es de esos jóvenes agradecidos que nacieron con la Revolución y ahora, en esta difícil coyuntura, la defienden contra la manipulación enemiga; es de los que fustiga con palabras y desde las trincheras del trabajo creador brinda sus aportes por el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo. Esa es su irrevocable decisión.

 

 

 

 

 

 

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