Las Tunas.- El Parque de Diversiones de Las Tunas celebra su aniversario 30 y sigue siendo, amén de los desaciertos, el más importante sitio de esparcimiento para los pequeños de este Balcón. Varias han sido las generaciones de esta tierra que crecieron correteando entre sus espacios y ahora regresan junto a sus propios hijos, lidiando con las travesuras de hoy.

En medio de este singular verano, sus directivos se han esforzado por renovarlo, a sabiendas de que es una encomienda mayúscula, contando con el empeño de Acinox y otras empresas del territorio para lograr el óptimo funcionamiento de sus equipos.

Entre las iniciativas está la incorporación de los trabajadores por cuenta propia a la vorágine del recinto. Se les permite comercializar sus ofertas gastronómicas dentro de la instalación y participar con algunos equipos para el entretenimiento de los niños. Asimismo, estarán en la limpieza de baños, con sus productos de higiene, tan necesarios en estos tiempos de pandemia.

No es la solución a los males del lugar. Pero puede ser una fórmula que se abre para, si desde lo estatal no es posible garantizarlo todo, apostar a las nuevas formas de gestión y juntos, sacarlo adelante. Lo merece. No solo por su compañía de tres décadas, sino porque forma parte de un complejo que integran además, el Jardín Botánico y el Zoológico, que mucho han de aportar a la distracción familiar aquí y al crecimiento sano y espiritual de los hombres y las mujeres del mañana.

Todo eso, en las cercanías de la popular finca El Cornito puede hacer la maravilla. Y los tuneros tenemos una especie de deuda con el hecho de no haberlo conseguido hasta ahora. Ojalá que la reparación que le ha permitido formar parte de las opciones del verano sea lo definitiva que merecen sus predios. Ojalá que la vista se vuelva siempre hacia allí, para darle la atención que ha ganado su complicidad y que necesitan los hijos de Las Tunas, para crecer fuertes entre avioncitos, carruseles y botes.