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dia de la familia

Las Tunas.- En los días de intenso sol y de penumbras existenciales, en los de risa y llanto, de despedidas y nacimiento… la familia siempre está. Para los cubanos suele ser el remanso de los mil amores, la intocable; ella, ʺla sagradaʺ, la que nunca abandona y a la que nunca se renuncia.

¡Si sabremos de ese amor a toda prueba!, de esa energía sustento y resistencia ante la adversidad. Aquí, como testamento de fe, están estos días en los que un virus terrible ha restringido los abrazos y los besos, mas no los afectos. Y donde la precaución, el temor o el deber han impuesto distancia, prevalece la añoranza, la nostalgia, el amor; porque los sentimientos ʺrompenʺ la física de los espacios.

Lo dicen quienes hoy están lejos de casa, algunos plantándole resistencia a la Covid-19, bien como sanadores, cuidadores o pacientes. Lo dicen también aquellos que viven allende los mares y en la lejanía llevan a Cuba impregnada en el alma.

Familias, las hay de muchas formas y maneras, tan heterogéneas como cada uno de sus miembros: la tradicional de mamá, papá y nené; la de las madres y los padres solos, la de aquellos que proveen amor a un fruto salido de otras entrañas o la de quienes decidieron amarse sin importar los convencionalismos.

Familia llega a ser el vecino, el amigo que siempre está, el compañero o la compañera que llegó a la vida tras tantos avatares amorosos, la mascota que acompaña; porque la verdad es que nada manda en las razones del corazón y porque cierto es también que la familia resulta un ente vivo, dinámico, en permanente evolución.

A estas alturas, lo dice la ciencia y la práctica, más que de formas se trata de funcionamientos y de la búsqueda de un programa común. De manera que, más que restar, andamos sumando gentes a ese proyecto de amor que no es ideal y que aspira, según las voluntades individuales y colectivas, a la felicidad de cada miembro.

Si se le pregunta a un cubano qué es lo más importante para él, es muy probable que responda, sin pensarlo, sin dudarlo: la familia. Me alegra saber que esta es parte de nuestras esencias y de nuestros proyectos futuros, me enorgullece saber que aquí sigue siendo un espacio vital al cual llegar y del cual partir; en el cual habitar. Falta mucho por hacer y ganar, es cierto; pero la familia, mi familia, sigue marcando mis pasos. Con seguridad, la suya, los suyos; todas, en suma, los del país.