Las Tunas.- La gente esperó hasta el último momento para ocupar las sillas en una mezcla de timidez y caballerosidad. “¡Vamos!”, invitó uno de los organizadores y poco a poco se llenaron los puestos vacíos. El resto de los asistentes se acomodó alrededor. Por allá, algunos aprovecharon la escalera e improvisaron una grada. “¡La bandera!”, exclamó sin recato una niña de pelo irreverente, mientras señalaba a la Enseña Nacional que presidía el convite nocturno para debatir el Proyecto de Constitución de la República.