dinero Cuba 2021 1 copia

Las Tunas.- La indignación de mi colega Freddy Pérez Pérez me hizo volver a un viejo asunto con ribetes “nuevos”. Y destaco el término entre comillas porque, como bien él me puntualiza en su manuscrito, “el antipatriotismo y la falta de escrúpulos de algunos buscan hoy otros métodos para atacar a la Revolución”.

Se refería a quienes marcan los billetes de moneda nacional con frases que resultan ofensivas para el simbolismo histórico cultural que representan y los patriotas que llevan impresos, cuyas efigies identifican las diferentes denominaciones en circulación.

Me contaba que al recibir un vuelto del pago de su cuota mensual por los servicios de Agua y Alcantarillado le entregaron 5.00 pesos en papel, en cuyo anverso, justo sobre el rostro de Antonio Maceo, estaban escritas con lapicero las palabras “cerdo y salchicha”. Acto seguido, pidió se lo cambiaran. Él no podía compartir ni ser cómplice de tan denigrante mercenarismo, más en tiempos en los que se pretendió mancillar la consigna “Patria o Muerte”.

Por largos años aceptamos la circulación de dinero escrito con cifras y vocablos diversos, sin que pierda su función monetaria ni se vea como una falta de valores morales de quienes incurren en tal indisciplina social. Esta mala costumbre, por llamarla de algún modo, flotó encima de esa cuerda floja en la que las actitudes negativas se hacen habituales y condicionan determinados fenómenos conductuales, cierta tendencia de complicidad, muchas veces silenciosa, que simula validar lo incorrecto como correcto.

Así, de mano en mano, van las distintas denominaciones marcadas con lo que una mente necesitó ilustrar. Solo cuenta que “yo” con mi dinero compro, acumulo o lo tengo en la billetera-monedero para lo que necesite, porque es “mío”. No importa si un administrador decidió ponerle la cifra de su última cuenta, o en el mercado el “fajo” de 500.00 era de la venta de yuca y para no olvidarlo se escribió “en el billete de arriba arriba”.

Error. La moneda es un valor económico y su deterioro afecta los servicios bancarios, además de la economía del país, pues ante el daño visible existe la obligación de quitarla de circulación y eso genera pérdidas por nuevas impresiones.

Hace unos años, Juan Eduardo García de la Iglesia, especialista en Marketing del Banco de Créditos y Comercio en Guantánamo, trataba este asunto en el periódico local y decía que una de las tareas de la institución bancaria “es llamar la atención a los administradores, dependientes y cajeros para que no marquen los billetes cuando los cuenten, una práctica muy generalizada en los cuadres, cambios de turnos, el cierre de las ventas diarias y otros controles”.

También daba razón a la justa rebeldía de mi colega. “No debemos olvidar que esos fondos son riqueza de la nación. Ellos representan, en buena medida, la imagen, sus símbolos culturales, las figuras históricas y valores autóctonos. Por orgullo nacional y conciencia debemos protegerlos para que duren más”. Sin embargo, entre líneas sentí que el cristal “cuarteado” viene de donde no debe. Está claro.

Asunto complejo, sin dudas, pero que amerita resolverse. Quizás nos falte concientizar que hablamos de un recurso que no es ni suyo ni mío, y menos de quien tiene la responsabilidad social y jurídica de hacerlo circular. El papel moneda es parte del patrimonio cultural y económico cubanos. Nadie, absolutamente, puede arrogarse el derecho de mancharlo. Es un delito.

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