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Las Tunas.- Norma Jean nunca fue rubia, eso de pintarse el pelo fue un truco, uno bien hecho, bien pensado. De ella se sabe poco, solo lo que la prensa quiso decir, a nadie le interesaba una mujer rota, con luchas internas, con pesadillas y simples aspiraciones. Lo que sí se conoce enormemente es lo que sucedió con ella cuando se cambió el nombre. Sí, Norma se cambió el nombre, se pintó el pelo, casi que se puso otra piel, debía hacerlo, necesitaba una imagen que vendiera más. La señorita Jean debía vender más. Y lo logró.

Norma se convirtió en Marilyn, exacto, en la señorita Marilyn Monroe. Su nombre era algo trepidante, que emocionaba, era rítmico oírlo en la Radio, grandilocuente en una pancarta. Era sensual el conjunto de ella delante de una cámara repitiendo su nombre, tirándole besos a la audiencia.

En estos días se estrena Blonde, la película de la Rubia, de la señorita Marilyn Monroe, y es precisamente una cubana quien se viste de Norma, quien asume esa piel para traer de la memoria y de la construcción simbólica de decenas de filmes que interpretó la icónica actriz, a una mujer que respiró fama, pero también se sintió sola, desprotegida. Ana de Armas es ya una icónica actriz que ocupa un pedestal en la historia del cine, al ser una de las selectas actrices que la industria ha intentado equiparar con la mujer que enamoró América y fue la pasión de miles de hombres.

Me falta sentarme a ver la película, pero la tormenta publicitaria ha alcanzado a este escritor, y desde las redes sociales, los artículos de medios internacionales, y las muchas referencias que me han dado, Blonde aparenta ser lo mejor del cine por estos días, y aparenta ser tan buena obra que ya hay algunos hablando de un Oscar para Ana de Armas.

De cualquier manera, ver la cinta será algo de puro deleite, se siente mucho orgullo cuando una connacional llega al estrellato, cuando es una isleña la que ya se presume como el nombre triunfante en los premios de la Academia.

Veré Blonde, escribiré otra parte de Los sucesos alrededor de la Rubia y les diré que tanto vi de Norma Jean, y que tanto de Marilyn Monroe. De Ana de Armas solo puedo hablar maravillas, su historia personal está plagada de tanto esfuerzo que estoy convencido de que su actuación será pura magia.

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