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Las Tunas.- “Me será difícil pintarte el panorama como realmente es, para eso hay que estar aquí, sufrirlo. Llevo más de un mes viniendo diariamente para ver si puedo comprar la dichosa ‘balita’ de gas licuado y nada. Aprovecho las escasas horas de electricidad para preparar los alimentos, pero con una niña de meses en casa no es suficiente, sigo penando por resolver.

“Para colmo, mi hija se enfermó de dengue y perdí la cola. Las caras que venían conmigo ya no están, pero no van a decirte que dieron mil pesos por un turno, si yo tuviera ese dinero lo diera porque de verdad lo necesito, mas tengo urgencias mayores en este minuto”.

Desde su bicicleta, frente al Punto de Venta 4 de Cupet, en el reparto Las 40, en esta ciudad, Yaqueline narra las peripecias con las que octubre la recibió. Su preocupación solo tiende a crecer: las seis listas existentes allí, de las cuales ella integra la número cuatro, no avanzan como se suponía que lo hicieran en un momento que hay abasto sistemático del producto.

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“No camina la cola y nadie sabe por qué. Cupet tiene que organizar esto, pues la situación es insostenible. Aquí coincidimos personas de diferentes edades, ancianos, impedidos, embarazadas…Y es triste gastar horas aquí con la cantidad de problemas que una tiene. A la vez, resulta abusivo. Los domicilios complican mucho esto, desde mi opinión, por ahí es por donde más desorden ocurre”.

A unos metros de distancia, Teudi, acreditado como domicilio, defiende sus razones en una espera que a todas las partes involucradas les parece interminable.

“Los 37 que ejercemos la función estamos muy bien coordinados, no hay conflicto entre nosotros, y los consumidores que representamos tienen el mismo derecho que la gente que viene, lo que como trabajan no pueden perder un mes en estos trajines. A los que yo les compro son médicos, abogados… y también lo necesitan. Meses atrás podíamos adquirir seis contratos y ahora lo redujeron a cuatro. Nos toca cada 10 o 12 días y entran pocas ‘balitas’.

“Por ahí dicen que cobramos caro, pero voy a ser sincero, han venido varios y ellos, no nosotros, nos ofrecen mil y mil 500 pesos para que les compremos lo antes posible. Imagínese qué conflicto, uno necesita el dinero y la vida está durísima, aun así, nunca he pospuesto a un cliente mío por otro que me pague más”.

Pilo, como lo conocen, asegura que en más de una ocasión le ha dado usuarios de los que pagan mejor a sus compañeros y alude que él le presta el servicio a trabajadores de todos los niveles, sin que falten jubilados, que no pueden ofrecerle más de 300.00 pesos, aunque quisieran. “Estamos viviendo en una sociedad que es a cintazos por cualquier lado, pero no hay que exagerar.

“Le digo más, el verdadero caos lo arman los domicilios ilegales, que no poseen papeles, ni pagan patente. Esos compran casi a diario y, aunque se saben quiénes son, les venden, nadie quiere ver dónde está el dilema. En cambio, en varias oportunidades cuando quedan unas 50 unidades nos apartan, dicen que solo para la cola, y yo me pregunto, ¿mis clientes no tienen que cocinar igualmente?

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DE LISTAS Y NUEVOS DESAFÍOS

Aimara Carmenate, jefa del grupo de apoyo, hace buen tiempo dedica sus jornadas a organizar la fila en dicha entidad en Las 40, labor que rebasa los límites de horario, pues subraya que recientemente tuvo que ir hasta allí a las 9:30 de la noche para desarmar cierta lista que amenazaba con perturbar el día siguiente.

“Aquí estamos muy pendientes de evitar las ilegalidades, enfatiza, sabemos que venden los turnos carísimos, no sé cómo lo hacen, pero hemos optado por repartirlos a la persona que está presente con su contrato, identificación y número de cilindro, para no dejar que lucren a costa de la necesidad de otros.

“En nuestra propia cara hay quienes llegan y ofrecen por uno cifras muy altas, se ve de todo. Con los impedidos somos precavidos y comprobamos los carnés. Igual que al que se le pasa la cola lo priorizamos luego. Hay que ser humano.

“Decidimos hacer listas con el fin de que la gente tenga una idea de cuándo va a comprar, para organizar el proceso y darle alguna certeza a aquel que viene desesperado. Ha sido una buena estrategia, hay más control”.

Puertas adentro de la oficina, Oscar Ávila, jefe del establecimiento, alega que la demanda está muy encima del suministro que se recibe en cada fecha, el cual oscila entre las 100, 150 y hasta 250 “balitas”.

“La entrega se ha mantenido estable, pero es poca, fundamentalmente, en este punto que suma más de 15 mil compradores. Nosotros no tenemos nada que ver con las colas, ni las listas, eso es asunto del grupo de apoyo, pero puedo asegurar que trabajamos mientras quede gas, sea la hora que sea”.

OTRO ESCENARIO, LA MISMA NECESIDAD

Nury comenta que la cabeza se le quiere explotar. Desde las 3:00 am del miércoles se dirigió al Punto de Venta 5 en Buena Vista y pasadas las 11:00 am del jueves sigue tirada en el suelo con un número alentador como el 63, pero a costa de que su migraña esté por las nubes.

“Esto es increíble -confiesa. Hay que venir casi de noche para garantizar comprar al día siguiente. No puedo explicar los problemas que se arman, ayer se fueron a los golpes. Y para colmo obligan a una a cargar con el envase vacío desde antes.

“Debemos estar al sol, pues no te dejan ubicarte frente a la instalación, supongo que para que una no vea los negocios que hacen, porque sabemos que aquí se llenan hasta cilindros que no están censados, ‘por la plata baila el mono’. Claro que se venden turnos muy caros, el que tiene dinero lo da. Hay quien dice, con mil pesos en la mano resuelvo y es verdad.

“Hace un tiempo rompieron las listas, dicen que había 17. En la actualidad se entrega un turno por orden de llegada, por supuesto, hay que dormir aquí para organizarse. Lo bueno es que se compra rápido, no como en otros lugares que demora hasta un mes”.

En las cercanías escuchamos criterios similares, sobre todo, dirigidos a lo poco que avanza la venta, algunos clientes nos aseguraron que habían optado por contar las balitas que entraban, “de manera tal que nadie pueda hacernos un cuento”.

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NUEVAS MANOS INVOLUCRADAS

En el caso de ese enclave en tan populoso reparto, las colas son organizadas por un miembro del Grupo de Trabajo Comunitario, mientras los integrantes del de apoyo se encargan de pasar a los usuarios con el turno entregado.

“Vendemos según la cantidad que llega a la provincia. La demanda no disminuye, pero sí se resuelve en gran medida la carencia del combustible en algunas viviendas. Laboramos hasta la hora que sea necesaria y expendemos todo el gas que entra en el día”, refiere Raima González Ramírez, responsable de esa dependencia, una de las tres más grandes del territorio.

“Resulta evidente, el mayor problema reside hoy en las pocas horas de corriente, pues tenemos clientes que desde el año 2017 hicieron su contrato y nunca habían comprado; sin embargo, ahora mismo lo buscan con la frecuencia pactada. Así crece la afluencia de público a nuestros establecimientos”.

En este sentido, José Luis Mora Pérez, director de Cupet en Las Tunas, explicó a 26 que de manera general continúan brindando un servicio estable, ahora insuficiente, pero se mantiene igual que antes.

Con respecto a la organización de las colas, el directivo remarcó que este ejercicio no es responsabilidad de su empresa y para llevar a cabo eso deberían desvincular a 15 trabajadores en cada una de las áreas.

“Esta experiencia no sería nueva para nosotros, porque en el Punto Número 2 lo hicimos durante un tiempo, uno de los más pequeños, algo que no podríamos concretar en los ubicados en Buena Vista, Las 40 y La Victoria.

“Comprometernos con organizar el proceso no es viable en este momento, solo queda de nuestra parte analizar las sugerencias de la población y ver qué medidas adoptamos, pues lo que sí es cierto es que existen grandes aglomeraciones, incluso, en horario nocturno, fuera de nuestros establecimientos”.

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SOLUCIONES, ¿CERCANAS?

Antes de las afectaciones electroenergéticas, la empresa vendía diariamente un total de mil 700 cilindros. En la actualidad, los números crecieron y suma más de dos mil en cada jornada; aun así, la demanda se mantiene muy por encima de la oferta.

Frente a todos los puntos de venta, de esta ciudad, en la mañana se concentra un alto número de pobladores que requieren del recurso, como única opción para la cocción de los alimentos y una buena parte de ellos regresan a sus hogares con la imposibilidad a cuestas.

A pesar de las listas, los turnos y la presencia de los grupos de apoyo, en la mayoría de los sitios prima la desorganización, que a su vez propicia ilegalidades y fomenta el descontento popular. Lo cierto es que a Cupet, al no asumir la responsabilidad de controlar el expendio en sus instalaciones, le urgen estrategias para facilitar tan imprescindible trámite a los tuneros.

En este triste panorama, que se ha agravado con la inestabilidad del fluido eléctrico, sobresale también la ineficiente comunicación de la entidad con sus clientes en cuanto a los horarios de llegada del producto, la planificación para cada jornada y demás cuestiones puntuales que pudieran hacer un poco más sencilla la ya complicada situación de aquellos que no tienen capital para “agarrar” la ruta más corta hacia el gas licuado.

 

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