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Las Tunas. - Aunque todavía es muy pronto para hablar de un impacto ambiental en los ecosistemas marinos, sí se espera que con la implementación de nuevas metodologías destinadas a evaluar daños y cuantificar las pérdidas ocasionadas sobre la biodiversidad, se promuevan beneficios ambientales múltiples, con la valoración económica integrada de los bienes y servicios ecosistémicos.

Ejecutadas en la reserva ecológica Bahía de Nuevas Grandes-La Isleta, en el norteño municipio de Manatí, estas metodologías responden a los objetivos esenciales del Proyecto Ecovalor, el cual busca con todas estas consideraciones, aportar herramientas vitales para que se tengan en cuenta en la toma de decisiones a todos los niveles y con ello se minimicen los impactos ocasionados por perjuicios ambientales y conductas humanas inapropiadas en los arrecifes.

ambienteEn ese sentido, Amado Luis Palma, coordinador provincial del proyecto y subdelegado del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en Las Tunas, explicó que las técnicas "se aplican para valorizar económicamente los bienes y servicios de los ecosistemas y saber la cuantía de estos ante desastres si es pertinente.

"Aplicarlas nos caracteriza su estado actual desde la perspectiva económica y nos permite asumir acciones de restauración, conservación y manejos para valorizar esos bienes y servicios de los ecosistemas desde una óptica económica".

Entre las acciones que hoy se benefician de esta macroforma de gestión que es Ecovalor se encuentra la conservación de los arrecifes en la reserva ecológica manatiense, no solo porque son la primera barrera ante eventos climatológicos, sino además, porque se vuelven un ecosistema importante para la vida de muchas especies y esta diversidad deviene esencial para el aprovechamiento futuro de variantes en las que también piensa la unidad para la protección de la flora y la fauna aquí, como es el ecoturismo.

Así puntualiza el buzo y especialista principal del área, Pedro Aguilera González, quien destaca que el Proyecto de Conservación del Arrecife Coralino es el más joven en el que trabajan los obreros de la empresa, con casi seis años de implementación. Los buceos más recientes, donde se incluye el uso de una cámara acuática como nueva tecnología adquirida por la citada iniciativa, permiten el desarrollo de un mejor y mayor estudio de estas especies marinas.

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Los arrecifes coralinos proveen una variedad de servicios ecosistémicos fundamentales para los seres humanos. A pesar de esto, hoy en día se ven gravemente amenazados lo cual hace que estemos en riesgo de perder una importante cantidad de ellos en los próximos años. Para contrarrestar este problema, al menos de manera parcial, se lleva a cabo un programa de repoblación coralina en municipios como Manatí, con lo que se pretende mejorar el estado de los arrecifes coralinos que allí se encuentran.

"Esta iniciativa, coordinada por el Citma, específicamente por el Centro Nacional de Áreas Protegidas (CNAP), va a cubrir todo el financiamiento de recursos claves para el estudio, como por ejemplo, una cámara acuática que ya estamos usando para el monitoreo del coral".

Otro de los recursos que ya están a disposición de estas investigaciones son "equipos de inmersión, estaciones biológicas portátiles, salinómetro y otros con los que se puede determinar el estado de salud de los corales", explicó el buzo.

Es fundamental comunicar por qué los arrecifes de coral son ecosistemas valiosos y necesitan protección y gestión. No solo son biológicamente ricos y una fuente de belleza natural, sino que también brindan innumerables servicios a las comunidades costeras. Si un arrecife de coral es degradado o destruido, los servicios que una vez proporcionó serán reducidos o eliminados, posiblemente para siempre.

Los ecosistemas naturales proporcionan una serie de servicios que benefician directamente a las personas. Para los arrecifes de coral, estos servicios del ecosistema incluyen la producción de peces, la protección de la costa y las oportunidades para el turismo y la recreación.

Al analizar las consecuencias del cambio en el ecosistema para el bienestar humano se identifican cuatro categorías de servicios ecosistémicos:

Aprovisionamiento ( Pesquerías de subsistencia y comerciales obtenidas de arrecifes saludables)

Regulación (protección de playas y costas contra marejadas y tormentas)

Cultural (turismo y recreación)

Apoyo (hábitats de vivero)

Ecovalor es un proyecto que responde a la Estrategia de Desarrollo Económico y Social 2030 al implementar incentivos económicos, para lograr la sostenibilidad financiera en el uso y conservación de los recursos naturales y el medio ambiente, la lucha contra la contaminación y el enfrentamiento al cambio climático.

Por su meritorio trabajo en función de la protección y conservación ambiental, Las Tunas se inserta en Ecovalor, un instrumento eficaz para consolidar la sostenibilidad económica, ambiental y social de la provincia, e incorpora a municipios costeros como Manatí, donde la Empresa para la Protección de la Flora y la Fauna presta una atención vital a valores naturales como los arrecifes coralinos.

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