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La Habana.- Aunque de un modo distinto, al igual que el calendario anterior, se escucharán este año los fragores de la llegada del Primero de Mayo, convertido en una marcha, unida y creadora, por la concreción de importantes tareas económicas y sociales y en la defensa de la continuidad del proceso socialista elegido rotundamente por los cubanos.

Mientras se espera la vuelta de las calles, avenidas y plazas pobladas de desfiles y fiesta de trabajadores, tanto las direcciones sindicales de base como la dirección de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) han continuado profundizando la conexión con el resto de las instituciones y organizaciones del país y con los principales proyectos productivos, manteniendo el ritmo que ha marcado la dirección del país.

El momento es crucial, pero igualmente de celebración y de lucha por la vida en un terreno tal vez más acuciante y dramático que en otras ocasiones, algo que también sucede en el mundo. La nación no puede paralizarse, y junto con el cumplimiento cotidiano del deber en condiciones de embate de la pandemia, se han realizado movilizaciones de trabajo voluntario en sectores vitales y de apoyo a la
lucha contra el bloqueo, obstaculizador innegable del desarrollo y la existencia diaria.

No es secreto para nadie que el combate contra la incrementada epidemia de Covid-19 constituye motivo de la mayor entrega y desvelos no solo de directivos gubernamentales, sino también de miles de trabadores cubanos, sobre todo, el personal científico y sanitario en general.

Este Día Internacional del Trabajo redoblará, si se quiere, esa entrega, con la inspiración y recuerdo de los mártires inmolados en Chicago en 1889. Y de tantos líderes y combatientes, entre otros, cubanos como Aracelio Iglesias, Alfredo López, Jesús Menéndez, Blas Roca Calderío y el capitán de la clase obrera, Lázaro Peña.

En medio de un proceso tenaz que viene obligando a todos a aprender sobre los propios pasos, y diríase que con los golpes, pues muchos resquicios de la indisciplina y la falta de conciencia social han hecho a los habitantes del país más vulnerables a los contagios, a pesar del incondicional apoyo gubernamental y aun reconociendo la letalidad de las variantes del SARS-CoV-2 circulantes.

Con el recrudecido bloqueo económico y financiero estadounidense aún inamovible, los colectivos laborales siguen cerrando sus filas, conscientes de la diversidad y riqueza de la sociedad cubana, en torno a los cumplimientos de sus objetivos específicos, al tiempo que se comparten valores y principios como la defensa de la Revolución, la memoria histórica y la vertical posición de Patria o Muerte, como resguardo de la soberanía y libertad conquistadas.

De modo que este pueblo trabajador, sencillo y modesto que sufre embates y privaciones como consecuencia en su mayoría del criminal cerco de Estados Unidos, es y será soldado siempre al servicio de la Patria, algo que debe ser verdad meridiana para los enemigos.
El Primero de Mayo de 1961, tras un desfile de 14 horas, Fidel Castro presentó el embrión de la que más tarde sería su más acabada definición de Revolución, dada a conocer en una fecha similar en el año 2000.

En el 61, el Líder de la Revolución ya definió el esencial carácter de fundador de un mundo nuevo y de cambios necesarios de la Revolución cuando suscribió en un lenguaje llano y popular:

“La Revolución es un cambio profundo, no es una tomadura de pelo, no es un engañabobos. La Revolución es un cambio profundo y no una perdedera de tiempo” (…).

"No existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y de las ideas”.

Esos conceptos de apego a la verdad y de constante reactualización del proceso han sido mantenidos a lo largo de los años. Una prueba acaba de ocurrir en el Octavo Congreso del Partido Comunista de Cuba durante el cual se efectuó el histórico relevo, en su dirección, de las generaciones fundadoras y los pinos nuevos, algo que ya venía sucediendo paulatinamente en otros ámbitos.

En el foro se discutieron y trazaron planes de avance y desarrollo, en respaldo a directrices generales ya trazadas a conciencia, que demandan la contribución de todo el pueblo, sin excepción. Con la fe y la confianza de que se saldrá victorioso, siempre.

Antes, también se supo de nuevas medidas y planes para erradicar los obstáculos que frenan las producciones agropecuarias, a pesar de contar solo con los recursos que el trabajo ingente y creador de los connacionales sean capaces de obtener de su suelo, con laboriosidad, ciencia y experticia, a contrapelo de la subversión y planes enemigos.

La guerra sucia mediática que se le hace al pueblo y al proceso revolucionario, aunque solo ha podido reclutar a unos cuantos mercenarios no representativos de los hijos de esta tierra, igualmente ya tiene y tendrá la respuesta que la infamia y la traición merecen.

Y es algo que muchos nobles cubanos ripostan con valentía y sobrados argumentos, en las redes sociales, y en los escenarios que sean necesarios. Ya todos se alistan de diferentes maneras, según su papel, para la grandiosa cruzada contra la Covid-19 que será la Campaña de Vacunación masiva con los productos nacionales Soberana 02, Abdala, Mambisa y Nasalferón, un empeño muy serio, profesional y gigante, que recabará un esfuerzo colosal del país.

Un esfuerzo en el que todos pondrán cuerpo y alma, literalmente. Así, no solo se trata de una metáfora cuando se hable de país en marcha combativa y en constante movimiento, a pesar de las condiciones antes citadas. Será, pues, un convite al trabajo, a la vida y a la juventud, a pesar de los pesares. Un Primero de Mayo vivo, participativo y convocante.

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