Las Tunas.- Es domingo, el último del mes de noviembre; pero, tal parece otro día de la semana porque en las zonas rurales de la provincia de Las Tunas las personas acostumbran a madrugar para hacer sus faenas antes de que el sol diga "aquí estoy yo".
Sin embargo, hoy el Astro Rey se da gusto sobre la piel curtida del campesinado tunero, pues en esta jornada los horarios no se sincronizan con el reloj, ni con las labores habituales. Son las elecciones de los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular y van hasta las urnas.
Unos fueron más temprano a los establos porque los niños siempre necesitan la leche y esta tarea- impostergable- también es una manera de defender la Revolución. Dichos productores y otros alimentaron a los animales y esa, igualmente, es una prioridad.
Mas, en las fincas del sector privado y en las áreas estatales no hubo otras urgencias. Las familias tomaron su desayuno y cubrieron sus cuerpos con ropas diferentes a las de todos los días. Paulatinamente han ido llegando a los colegios electorales para ejercer su derecho al voto.
Se les ve tranquilos y agradecidos porque en otras épocas muy pocos residentes en zonas rurales tenían el derecho de emitir el voto por el candidato de su preferencia; incluso, la mayoría de las veces ya habían vendido su boleta para satisfacer necesidades materiales perentorias.
Hoy los campesinos, en lo individual, y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), en lo general, protagonizan la fiesta del pueblo, pues en los ocho municipios se nominaron hombres y mujeres que dedican sus horas a la producción de alimentos.
Varias personas garantizan la merienda, el agua fría y el almuerzo de quienes permanecen en la mesa electoral y lo hacen para ayudar, desinteresadamente, porque esa es una de las características más hermosas de quienes viven en las comunidades.
Algunas sedes de cooperativas de producción agropecuaria o de créditos y servicios abrieron sus puertas al proceso y entregaron burós, teléfonos y manteles. O pusieron sus camiones, tractores y carretones en función de lo que haga falta.
En nuestros campos hoy se decide por el futuro. Quien resulte electo no podrá apelar a la magia porque en esos casos no existe.
En cambio, si el pueblo le acompaña, la obra podría ser inmensa, al menos para darle color y calor a cada asentamiento.
