semillas

Las Tunas.- Desde hace dos años, una novedosa idea ha transformado el quehacer de los integrantes de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Gonzalo Falcón, del municipio de Manatí, como parte del Proyecto de Apoyo a la Intercooperación Agropecuaria (Apocoo).

Gracias a ese sistema, se capacitó al colectivo y se entregó una camioneta, una juguera y un motor de tractor con todos sus implementos; pero lo que mayor impacto ha tenido desde el punto de vista económico y social, es la casa de posturas.
Martha Orsell AdeisMartha Orsell Adeis, presidenta de la CCS, explicó que, poco a poco, introducen otras variedades y en ese período han sembrado ají pimiento, chay y de olor, tomate, col, cebolla, lechuga y otros renglones.
La producción de plántulas de diferentes especies es una iniciativa de desarrollo, que contribuye a la seguridad alimentaria y que reporta beneficios para la comunidad de Dumañuecos y más allá de sus límites territoriales, pues las semillas que germinan aquí, crecen luego en otros lugares.
"Tenemos 506 bandejas de 210 alveolos cada una. O sea, en ellas nacen
210 posturas y eso nos da una capacidad mensual de más de mil 800. Además, producimos hortalizas que se venden a la población en el punto de venta del poblado.
"Pero, lo mejor de todo es que se trata de un proyecto de género para mujeres de la comunidad que nunca habían trabajado o que en ese momento no tenían empleo y que podían transformar sus vidas si se insertaban a este sistema productivo".
Muy cerca de Martha están las dos féminas que hoy laboran en la casa de posturas, Yaisneidis Salinas Díaz y Maritza Armas Rodríguez, y ambas asienten ante las palabras de quien les abrió las puertas a una oportunidad de empleo.Yaisneidis posturas
"Hicimos un levantamiento en la comunidad, mediante la brigada conjunta entre la Federación de Mujeres Cubanas y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños. Luego, escogimos a las dos que se insertarían en la casa de posturas".
Maritza es fundadora y reconoce que su vida cambió para bien.
Maritza Armas Rodriguez"Yo no soy de aquí. Llegué y me quedé y es como si lo fuera, pues me siento a gusto. A este trabajo vine por la convocatoria que hicieron. Y aunque parece fácil no lo es tanto. Pero, ya siento que soy experta y lo disfruto mucho".
Yaisneidis es de escaso hablar y apenas contesta con monosílabos. Sin embargo, con esas palabras reafirma su satisfacción, porque llegó hace solo dos meses y ya no quiere irse.
En el área aledaña a las casas protegidas, laboran dos hombres. Ellos atienden varios canteros y algunos sembrados directamente sobre el suelo, porque hay que aprovechar cualquier espacio para producir alimentos y hasta ahora la tierra es fértil y da buenos frutos.
"Se ayuda -acota Martha-, porque aplicamos técnicas agroecológicas". Y muestra las plantas que ahuyentan los insectos perjudiciales. También tienen trampas de colores untadas con grasa para diagnosticarlos en caso de que haya alguna plaga y, por supuesto, combatirlos.
Habla de la materia orgánica que depositan en el suelo, del riego sistemático, del cuidadoso deshierbe y del amor que imprimen a cada diminuta planta.
Ahí está el secreto, en hacer lo que les corresponde con esmero, porque solo así llegan los resultados.

 

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