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Las Tunas.- En estos días, previos al inicio de la zafra azucarera, el central Antonio Guiteras, del tunero municipio de Puerto Padre, acomete la rehabilitación total de la conductora de agua con el objetivo de saciar la sed a ese gigante.

El ingeniero industrial Juan Carlos Molina Diéguez, desde mayo administrador de la fábrica, recuerda que “en la pasada zafra una avería interrumpió las operaciones durante 48 horas y tuvimos que acometer con urgencia la fundición de una parte de la base dañada y esperar que fraguara para continuar la producción.

“Por esa razón, afirma, desde ese momento la incluimos en la ruta crítica del programa de reparaciones con vistas a esta contienda; y, a pesar de que en algunos momentos la falta de combustible obstaculizó las labores, ahora disponemos de todos los recursos para resolver el problema”, enfatiza el joven directivo.

Según sus palabras, esta es la principal inversión que acometen y explica que consiste “en la sustitución de los cabezales de las dos conductoras que salen del tanque hacia el área de bombeo, ubicada a unos 110 metros, y en los trabajos vamos a utilizar tubería de polietileno de alta densidad, que es más resistente a los componentes agresivos del agua salada que utilizamos en el proceso”.

Señala que el “Antonio Guiteras” es uno de los tres centrales del país que emplean agua salada para el enfriamiento de los sistemas de vacío de los filtros, los evaporadores y los tachos, partes imprescindibles para garantizar la eficiencia en la producción.

“A diferencia de otros ingenios, el enfriadero del nuestro es el mar”, abunda y refiere que es una ventaja por la proximidad de la fuente de abasto, aunque “el agua salada es altamente corrosiva y afecta algunas estructuras, como los pisos que se dañan mucho”, remarca.

La obra la acometen trabajadores de las provincias de Holguín y Granma, pertenecientes a Azutecnia, una empresa subordinada al Grupo Empresarial Azucarero (Azcuba), quienes asumen con responsabilidad y entusiasmo la inversión que se ejecuta con un valor de un millón 402 mil pesos.

Ahora, parte de la atención es observar los pormenores y que nada falle en el propósito de garantizar el agua que el Coloso necesita para moler hasta la última caña del plan y cumplir su compromiso con Las Tunas y el país.