Las Tunas.- Ricardo Ávalo Avilés estuvo vinculado durante 40 años al mundo de los museos. Es lógico que ahora, aunque se encuentre jubilado, no pueda desprenderse totalmente de esa pasión. Así lo demuestra la exposición Lo trascendental de lo intrascendente, que exhibe la biblioteca provincial José Martí, una curiosa muestra de lapiceros de diversas formas y colores.
"Esta colección surge a partir de otra de mis colecciones, la de calendarios. En una ocasión me comenzaron a regalar lapiceros con calendarios y me percaté de que podía crear esta expo. Los lapiceros son objetos que -después de que uno los usa- sencillamente te desentiendes de 'ellos'. Yo parto de reflexiones de José Martí acerca de que la cosa más pequeña e insignificante adquiere valor sumo como símbolo de tiempo", comenta. 
Me cuenta que todo inicia colectando, que luego es que se empieza a hurgar en las características del objeto, en quién fue su creador y otras cuestiones, que dan la medida de que estás iniciando una colección. Y aclara: "Cuando agrupas una serie de objetos estás colectando, pero cuando ya tienes la intención de darle una mirada científica a eso, entras en el terreno de la colección.
"Al ver que la cifra de estos ejemplares sobrepasaba los mil 500, me decidí como tal por la exposición. A veces los monto por colores y otras los agrupo porque son producto de una donación de alguien específico, como es el caso de los aportados por el museólogo de Puerto Padre Abel Julio Sastre Matos, quien ha tenido la posibilidad de acceder a una cantidad suficiente de bolígrafos y contribuyó a mi afición", prosigue.
Haciendo uso de los saberes acumulados, primero en el museo provincial Mayor General Vicente García y, luego, en el Registro de Bienes Culturales, se entrega a la investigación, aún en proceso. "Pretendo darles una nueva mirada teniendo en cuenta las características de los mismos, las partes que los componen, las personas que incidieron en su creación y otros parámetros".
Los orígenes pueden ser variados. Los hay fruto de la artesanía rusa, bolígrafos traídos de Ecuador, uno que alude a la cultura mexicana (específicamente a Teotihuacán), otro de Guatemala, de Costa Rica... Algunos también sobresalen por sus singulares formas: como una pizza, un bastoncillo de caramelo, una calculadora, una jeringa, un tubo de medicamento, una fosforera y otras.
Al espectador puede llamarle la atención también el montaje. Sobre cartón corrugado y amarrados con alambre dulce apenas imperceptible, se aprecian los lapiceros, en equilibrio agradable de colores y formas.
Trescientos y tantos ejemplares conforman esta muestra, parte de una colección mayor. Asimismo, el museo Rosendo Arteaga, del municipio de Jobabo, ha exhibido una expo similar, que incluye un bolígrafo utilizado por los astronautas.
Ávalo Avilés, vicepresidente de la filial provincial de la Unión de Historiadores de Cuba (aunque se ha desempeñado últimamente como presidente en funciones), es graduado de Historia por el instituto superior pedagógico José de la Luz y Caballero, de Holguín. Sin embargo, en 1982, por problemas de salud (de la garganta específicamente), redimensionó sus horizontes profesionales, llegando -en abril del siguiente año- al inmueble que en 1984 se inauguraría como museo provincial Mayor General Vicente García. 
Por esos senderos, me cuenta, se formó empíricamente en el mundo de la Museología y, aún jubilado, sus saberes siguen dando frutos. Un almanaque de 1920, que atesoraba su madre y a su vez ella heredó de su progenitora, sería el punto de partida en el despertar de esa chispa por el coleccionismo. Rondaban los años 1986 o 1987.
Uno de los momentos que hoy recuerda Ávalo Avilés con cariño es cuando mantuvo por dos años la sección Del lejano pasado, dentro de la peña La trova sin traba, del Balcón de Oriente, donde compartía conocimientos en torno a objetos museables, promocionando el patrimonio de estos lares.
Narra, además, que con la experiencia de la exposición de calendarios -que llegó hasta varios municipios de la provincia-, Lo trascendental de lo intrascendente pretende tener carácter itinerante e, incluso, en un futuro, formar parte de las exhibiciones del Museo Provincial.
A las personas que se interesen por el coleccionismo les sugiere, al final del diálogo, tratar de conservar los objetos y asesorarse con especialistas que dominen la labor. "No es tenerlos por simple colectar, sino hurgar en sus características, significados y datos afines, en fin, tratemos de coleccionar".
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