Las Tunas.- Unos minutos después de la 1:00 de la tarde del 16 de diciembre, Yordan Corrales Góngora regresaba de su almuerzo cuando el humo le indicó que algo definitivamente andaba mal en su puesto de trabajo. “Uno solo piensa en que lo que haces en ese momento será trabajo que te evitarás después”, contó luego con las manos ennegrecidas por el hollín.
Cuando el humo se hizo insoportable, este especialista en Telemática, que todavía no ha cumplido los cuatro meses en su nuevo empleo, dejó de intentar detener las llamas. Como él, todos en el edificio más importante de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa) en Las Tunas se movilizaron para afrontar la peor catástrofe que ha sufrido el sistema de telecomunicaciones en la nación. Ahora Yordan no quiere hablar demasiado de esos minutos, prefiere enfocarse en cómo levantar lo que allí se perdió.
A LA EDAD MEDIA EN POCOS MINUTOS
Pasará mucho tiempo antes de que desaparezca ese olor a goma calcinada en toda la planta baja y el mezanine de un inmueble que los tuneros más viejos siguen llamando el "centro telefónico"; aunque en realidad es mucho más que eso, pues por esa edificación inconfundible transitan sistemas de claves para las comunicaciones del territorio y un poco más allá.
El fuego se extendió por el sótano del edificio, justamente donde se encuentran los túneles de cables, incluyendo los de fibra óptica. Materiales altamente combustibles, como el plástico y otros que los cubren, aceleraron la combustión, explicaría luego el teniente coronel Maikel Martínez Figueredo, jefe del Cuerpo de Bomberos de la provincia. La movilización rápida de los trabajadores para evacuar las instalaciones, junto a la acción de los bomberos, evitaron la pérdida de vidas humanas; pero el impacto en la red de telecomunicaciones fue literalmente terrible.
En un abrir y cerrar de ojos, Las Tunas se fue a la era de los mensajeros y la radiocomunicación más básica, típica de decimonovena centuria. Uno por uno se vino abajo en el Balcón del Oriente Cubano: todas las modalidades de conexión a Internet, las señales de radio y televisión, la telefonía móvil; incluso, “murieron” las más de 52 mil líneas de la telefonía fija en esta parte del país. Adicionalmente, “cayeron” otros servicios que desde aquí se prestaban a provincias como Camagüey, Granma o Guantánamo. Los primeros contactos más allá del suelo tunero solo pudieron hacerse mediante teléfonos satelitales, cuyo empleo debió aprenderse con la premura del momento.
“Con mucho dolor”, así recuerda esos instantes Rafael Alberto Hernández Castro, fundador de Etecsa en Las Tunas y con 42 años de trabajo en el sector de las Comunicaciones. Nunca, asegura, había ocurrido algo de esta magnitud, no solo por estos lares. Los registros históricos le dan la razón.
En junio del 2018, el incendio en un local tecnológico del Centro de Telecomunicaciones de Villa Clara alcanzó para cortar únicamente los servicios de telefonía celular de las provincias de Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Pinar del Río. A inicios de 1988, un fuego de grandes proporciones destruyó por completo la central telefónica de Águila y Dragones en la ciudad de La Habana, ciertamente afectó las conexiones telefónicos nacionales e internacionales de los abonados de varios municipios habaneros, así como los enlaces de esa central y sus similares de la capital cubana; pero el resto de los servicios de entonces continuaron funcionado.
“Estuve muchas veces en catástrofes debido a ciclones, en otras contingencias, pero esta situación fue muy impactante; ver el trabajo de muchos años destruido en cuestión de dos horas, es un hecho de una trascendencia gigante”, sostiene Rafael, quien lidera aquí el Grupo de Supervisión y Gestión del Departamento de Operaciones de la Red.
UN “SANTO” SALVADOR Y MUCHOS PARA AYUDAR
Precisamente, los progresos de la Dirección Territorial tunera en levantar una nueva central de telecomunicaciones, que aligeraría la red en la ciudad de Las Tunas, fue el “santo” muy terrenal que ahora vino a salvar la situación.
“Por la edad uno sabe que lo que debemos hacer es esperar que pase el momento del incendio, luego con inmediatez proceder a restablecer los servicios”, explica Rafael, quien rápidamente unió el equipo de especialistas y materializó la idea de “clonar” la central dañada en ese otro local que en los últimos años se ha estado construyendo.
Aún no había terminado el fatídico jueves y ya el recinto alternativo era un hervidero de actividad. “Fue una tarea que requirió de mucho análisis, insiste Rafael, porque no se pueden cometer errores, pues tendrían consecuencias que trascienden el marco nuestro, para alcanzar toda la empresa”. Para él, estar rodeado de muchachas y muchachos que en su mayoría no rebasa los 40 años de edad ha sido muy reconfortante. “Están demostrando sentido de patriotismo, de amor a la empresa, al servicio. Han confirmado su avidez por aprender en un momento complejo y también por dar solución a los problemas”.
No obstante, las horas siguientes fueron muy largas, con cortas pausas para comer y darse un baño en casa para reponer fuerzas. “Toda la fuerza técnica estaba aquí, configurando los nuevos servicios”, contó Leandro Cruz Reigada, el joven jefe del Departamento de Inversiones. “También la fuerza de Servicios, de Logística, desde el país entero preguntándonos qué necesitábamos”, subrayó minutos después de que todos se levantaran de sus asientos para escuchar las indicaciones que llegaban por un móvil puesto en altavoz.
La ayuda no ha tardado en llegar y al menos 40 técnicos de las provincias de La Habana, Granma, Holguín y Camagüey se desplegaron aquí desde el fin de semana en un esfuerzo colosal. “Las tareas de recuperación de la fibra óptica fue lo primero que hicimos", explicó Aníbal Andrés Zayas, jefe de Operaciones de Red de la empresa.
Con una velocidad que pocos esperaban, las labores rindieron sus primeros resultados. Al filo de las 7:00 de la noche del propio 16 de diciembre volvió el servicio de voz de la red móvil y luego el de mensajería, así como las señales de las radioemisoras nacionales, aprovechando las posibilidades del centro de telecomunicaciones de la ciudad de Puerto Padre.
Aproximadamente, 36 horas después del siniestro echó a andar de nuevo la central de telecomunicaciones averiada, con lo cual “regresaron a la vida” más de la mitad de las líneas fijas, y los enlaces por datos a través de las tecnologías 3G y 4G. Así se abrió la puerta para ir restableciendo durante los tres días posteriores la infraestructura que soporta los servicios de Nauta Hogar, las líneas dedicadas, los cajeros automáticos y las tarjetas magnéticas de combustible. Transitoriamente, se dispusieron líneas alternativas para que fluyeran informaciones cruciales para la ciudadanía, como los avisos de urgencias médicas o de averías en las redes de agua potable o energía.
LECCIONES APRENDIDAS
“De esta situación, que ha sido muy compleja para nosotros, evidentemente sacaremos las experiencias necesarias para fortalecer aún más el sistema de telecomunicaciones de la provincia”, expresó Tania Velázquez Rodríguez, presidenta ejecutiva de Etecsa, quien llegó hasta la tierra de Vicente García para supervisar las labores de reconstrucción; las cuales, aclaró, continuarán por lo menos en lo que resta de año.
“Debo destacar que por las habilidades y el conocimiento de los compañeros del territorio se pudieron encontrar las vías alternativas con mayor rapidez. Un suceso de esta naturaleza y complejidad habría llevado semanas o meses de recuperación; sin embargo, ellos tenían creadas un grupo de condiciones que permitieron que con mayor agilidad se buscaran esas soluciones”, destacó.
“Confiamos en el equipo del territorio; en que trabajarán hasta que todo esté resuelto y que el sistema quedará en una mejor condición”, afirmó.
Mientras los peritos siguen haciendo su trabajo para determinar cómo fue posible que algo tan grave ocurriera, no solo Etecsa está tomando nota de las implicaciones de verse súbitamente trasladada a un escenario en el cual todo debe hacerse casi como antes de que Antonio Meucci inventara el teléfono. Los radioaficionados desplegados en sitios claves, el uso de altoparlantes y desempolvar los sistemas de radiocomunicaciones móviles (trunking) fueron decisiones que probaron su valía.
“Los planes de contingencia no son solo eso, son para aplicarse”, reflexionaba en los momentos más críticos Jaime Chiang Vega, gobernador provincial. Señalaba así que Las Tunas se ha enfrentado a una situación prevista, por ejemplo, en los procedimientos diseñados para situaciones excepcionales. Un énfasis similar hizo Aida Rosa Rodríguez Núñez, miembro del Buró Ejecutivo del Comité Provincial del Partido, quien más de una vez les hizo notar a decisores a diferentes niveles que debían ser capaces de vencer la natural tendencia a la parálisis o la improvisación que genera un suceso de esta índole. Cada una de esas lecciones no deberían borrarse ahora, que nos fuimos al siglo XIX y estamos de vuelta en el XXI para contarlo.
